Cayetano González – Iguales ante la ley.


MADRID, 8 (OTR/PRESS)

Al final serán los jueces quienes determinarán si la conducta del lehendakari Ibarretxe y del secretario general del PSE, Patxi López, al reunirse en el 2006 con el brazo político de ETA, la ilegalizada Batasuna, es algo que debe de ser castigado penalmente o no. Pero de momento, lo que se pone de manifiesto con el juicio que ayer comenzó en Bilbao es que todos los ciudadanos son iguales ante la ley y que esta debe de ser cumplida por todos y, en primer lugar, por los representantes institucionales y políticos.

Al margen de lo que dicte el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, es evidente que tanto Ibarretxe como Patxi López eran muy conscientes del significado y trascendencia que tenía el que se reunieran en aquellos meses del 2006 -en pleno proceso de negociación del Gobierno de Zapatero con ETA- con los representantes de un partido político, Batasuna, que había sido ilegalizado tres años antes por el Tribunal Supremo al formar parte de ETA. El lehendakari del Gobierno Vasco es, según señala el Estatuto de Autonomía, el máximo representante del Estado en la Comunidad Autónoma Vasca y con sus reuniones con el brazo político de ETA en la sede de la Presidencia del ejecutivo vasco, Ibarretxe estaba despreciando, una vez más, al Estado de Derecho y mandando un mensaje de apoyo y solidaridad a ese mundo de la izquierda abertzale que nunca ha condenado la violencia terrorista.

Lo de Patxi López fue casi peor. El, junto al también dirigente del PSE, Rodolfo Ares, se reunió en un céntrico hotel de San Sebastian con Otegui y otros representantes de Batasuna, por exigencia del guión del mal llamado «proceso de paz» que pilotaba Zapatero. Fue una foto vergonzante para todos los españoles, para los socialistas de bien y, fundamentalmente, para las víctimas del terrorismo. Será muy difícil que se pueda borrar la imagen de Pilar Ruiz Albizu, -madre del jefe de la policía municipal de Andoain, Joseba Pagazaurtundua, asesinado por ETA-, llorando de impotencia a las puertas del hotel y calificando de «traidores» a los dirigentes del PSE, partido en la que tanto ella como su hijo llevaban militando muchos años. Y no parecen muy consistentes los argumentos esgrimidos por López en vísperas del juicio para justificar aquella actuación: «la política debe servir para resolver los problemas, y la violencia y el terrorismo son los principales problemas de los vascos», ha dicho, lo que es lo mismo que reconocer que el fin justifica los medios.

Faltan siete semanas para unas trascendentales elecciones vascas donde los dos candidatos que tienen más posibilidades de ser elegidos lehendakari son precisamente Juan José Ibarretxe y Patxi López. Al primero, este juicio le viene muy bien porque ya se sabe que el PNV borda lo del victimismo. No se puede decir lo mismo del segundo, que estará francamente incómodo con el hecho de que el juicio sirva para recordar actuaciones y conductas que sobrepasaron claramente el terreno de la decencia política y de la dignidad democrática. Si eso es punible penalmente, será algo que tendrán que dirimir los jueces.

Cayetano González.

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