Lorenzo Bernaldo de Quirós – Rusia vuelve al ataque.


MADRID, 8 (OTR/PRESS)

La invasión de Georgia el pasado mes de agosto y el corte de suministro de gas a algunos antiguos estados del telón de acero y de la Unión Europea han puesto de manifiesto la estrategia y naturaleza del actual régimen ruso. Moscú quiere reconstruir su esfera de influencia en el centro-este de Europa, en el Cáucaso y en Asia Central y la energía es un arma básica para conseguir ese objetivo. Eso no implica renunciar al uso de la fuerza cuando el coste de hacerlo es bajo como sucedió en el caso de Georgia. Ante este panorama, la debilidad de la UE y de Occidente en general es una invitación a que el Kremlin se «pase» lo que quiera.

Occidente debe abandonar la idea de que la Rusia de Putin es un país «normal». El actual régimen ruso rechaza de manera explícita las ideas occidentales de libertad política, de imperio de la ley, de separación de poderes y de derechos individuales. Desde esta óptica, el ataque a Georgia, las amenazas a Ucrania o a los países bálticos tiene como una de sus metas evitar la consolidación de democracias liberales y pro-occidentales en sus fronteras. Su éxito sería una amenaza para quienes consideran que Rusia es diferente y no puede tener un verdadero sistema de capitalismo democrático.

En los últimos tiempos, Rusia ha buscado trenzar alianzas con los productores de gas para limitar la competencia entre ellos pero, sobre todo, para frustrar los intentos occidentales de diversificar las fuentes de suministro. En 2008 cerraró acuerdos con Nigeria, Vietnam, Libia, Bolivia y Venezuela para adquirir sus excedentes de producción de gas. Su veto a todas las acciones de la comunidad internacional para llamar al orden a otro gigante energético, el Irán de los «ayatollahs» va en la dirección de encerrar a los países occidentales en un cerco energético.

En esa misma línea, están sus proyectos de construir dos grandes oleoductos a través del Mar Báltico y del Mar Negro para forzar a Europa a aceptar la dependencia energética del otrora imperio de los zares y también la adquisición de empresas occidentales del sector de la energía o lograr una participación sensible en su capital para favorecer los intereses de Moscú.

El corte del suministro de gas a una parte sensible de Europa es sólo un aperitivo de lo que el régimen de Putin es capaz de hacer. Si Europa y Occidente no reaccionan ante las provocaciones de Moscú, le darán alas para emprender aventuras cada vez más peligrosas.

Lorenzo Bernaldo de Quirós.

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