Victoria Lafora – Desastre total


MADRID, 10 (OTR/PRESS)

Miles de ciudadanos atrapados en sus coches, camioneros parados en los arcenes sin poder circular, carreteras cortadas en el Norte de España. Madrid convertida en un caos con conductores que, tras permanecer más de cinco horas bloqueados en la M-50, se percataron de que las máquinas quitanieves ni estaban ni se las esperaba y optaron por abandonar sus vehículos y echar a andar en medio de la nevada. El aeropuerto de Barajas, el cuarto en importancia de Europa, cerrado por una capa de nieve de quince centímetros de espesor.

Ese fue el panorama vivido ayer en un país que se considera la octava potencia industrial del mundo. A la misma hora en que esto ocurría, las autoridades competentes, locales, autonómicas y nacionales, iniciaban su loca carrera para ver cómo quitarse antes de encima la responsabilidad y cargársela, eso sí, con duras críticas a la otra Administración.

El triste honor de encabezar la antología de las frases estúpidas e inoportunas correspondió, lamentablemente, a cuatro mujeres. La primera, la concejal Ana Botella, que con el tono desabrido que le caracteriza animó al personal que en esos momentos no llegaba a su puesto de trabajo y veía impotente cómo nadie echaba sal en las calles, con la brillante frase de: «es invierno y en invierno nieva. La situación es aceptable».

Esperanza Aguirre no se quedó a la zaga. En uno de sus gestos, que relató profusamente, se dedicó a recoger con su coche a sufridos conductores que caminaban por la carretera del aeropuerto. Luego despotricó contra el Ayuntamiento, se fue en metro a la central del 112 y desde allí parecía que iba a solucionarlo todo sin tener responsabilidad de nada.

La que nunca es responsable de nada, eso ya se sabe, es la ministra de Fomento, Magdalena Alvarez. Ayer volvió a dejarlo claro: «ha habido fallos por parte de todos los responsables». Dicho esto se quedó tan contenta.

Por último, la vicepresidenta de la Vega, al filo del mediodía, cuando más arreciaba la nevada, cuando más evidente se hacía el descontrol de la situación, cuando Barajas llevaba muchas horas cerrado y todo hacía temer que muchos pasajeros dormirían en los duros bancos de sus salas de espera, quiso hacer la frasecita animosa: «Año de nieves, año de bienes». No estaba el personal para refranes.

Más bien para preguntarse qué utilidad tiene tanto cargo público, tanta Administración, si ante un simple incidente meteorológico no son capaces de resolver nada. ¿Qué pasaría si de verdad ocurriera una catástrofe? Ante muestras de incompetencia semejante es para echarse a temblar ¿Es que, una vez más, no va a dimitir nadie?

Victoria Lafora.

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