MADRID, 14 (OTR/PRESS)
A un grupete de masones, de pseudoprogres, de gazaprogres, de relativistas y de zapateristas que no representan a nadie, movidos por el rencor, le ha dado por recordar una tontería de los evangelios, que aconsejan querer al prójimo y de ningún modo matarlo. Que la moral ya solo la defiendan esos tipejos, es prueba fehaciente de que la moral es un error y que esa gente no entiende. ¡Si hasta escriben en los autobuses que Dios no existe! Porque Dios existe, como ilustra la existencia del estado de Israel. Y, como existe, la moral es cosa de majaderos y los milicos buenos pueden bombardear a quien les convenga a cualquier hora del día.
Parece una contradicción pero no lo es. Quien defienda el valor fundamental de los individuos (excepto en caso de abortos) es un laico miserable que no se entera y viaja en metro. ¿Qué más dará la existencia de setecientos u ochocientos palestinos? ¿Qué cursilada es esa de que las víctimas de Gaza son niños? Hay fines superiores, como bien proclaman los fundamentalistas, los neocón que quedan y los nihilistas en general.
Un ministro español, miembro de una de las capillas que más reverencia las pilas de agua bendita, afirmó en su día que la guerra de Irak no le provocaba ningún problema de conciencia. A la capilla en cuestión la avala toda suerte de poderíos e influencias, pero no se conocen anécdotas que le atribuyan degradantes actividades de caridad o compasión, que serían poco viriles. La espléndida afirmación del ministro fue en su día el manifiesto nihilista más lúcido que se ha publicado en España. Solo importan los fundamentos, nada más cuenta. Los relativistas no lo ven porque ni tienen valores ni son auténticos demócratas.
La fuerza de Israel proviene de la conjunción de principios fundamentales y democracia . Eso le ha permitido meterse con calzador en la región, financiar a Hamás para luego acosarla (escribiendo recto con líneas torcidas), ocupar los olivares ajenos, amurallar y bloquear Gaza y empujar a los palestinos al mal con el objetivo de que triunfara el bien y de que, frente al terrorismo chapuza de los desharrapados, prevaleciera un orden militar organizado como Yahvé manda. Imaginen ustedes el problemazo que se le plantearía a Israel si los palestinos se sometieran plenamente. Mejor seguir acosándolos, no sea que les dé por aceptar lo que tienen y se acaben las excusas para seguir robándoles. Y ¿qué se puede hacer si Hamas los utiliza de escudos humanos? La dignidad nacional, la defensa de Occidente no pueden interrumpirse porque vayan a sacrificarse inocentes, que a saber si lo son.
Los neocón españoles suelen ser ateos descontentos pero sienten idéntica nostalgia del nihilismo que los fundamentalistas y, al no esperar premios en la vida eterna, lo suyo es de mayor mérito. A su favor tienen una panoplia de argumentos irrebatibles, aprendidos en sus tiempos con Troski. Son los que han revelado que todos los que atacan a Israel, defienden la política de Putin en Chechenia y la de Chávez en Venezuela, los estragos de Fidel y la matanza de Paracüellos. Que a quienes compadecen o dialogan con los palestinos, o con ETA, que es parecido, les imparte consignas Zapatero en los mingitorios de Moncloa. Que Javier Bardem es un actor pésimo y muy feo y que por eso va a las manifestaciones.
Que al que arrugue la ceja hay que partirle la cara.
Agustín Jiménez.