MADRID, 16 (OTR/PRESS)
Desde el primer momento de la crisis económica y financiera, se nos explicó que, en muy buena medida, la situación podría prolongarse o resolverse en función de la confianza que suscitaran las medidas que se iban a adoptar. Ahora que estamos, con bastante probabilidad, en el punto más crítico de la crisis, en medio del problema, con varios meses ya transcurridos de decrecimiento y en la segura perspectiva de que tenemos por delante otros cuantos meses de declive, las encuestas nos revelan que los niveles de confianza están, a su vez, en su punto más bajo, coincidentes con otros datos igualmente críticos, como el de la inflación registrada el año pasado, que no llegó a superar el punto y medio porcentual de incremento.
Es decir, estamos en el punto más bajo probablemente en todo: paro, inflación, desconfianza. Y cabe suponer que, a partir de aquí y de ahora, las cosas debieran empezar a vislumbrarse con unos grados más confianza, aunque no haya acuerdo sobre el momento en que podría dar comienzo la recuperación económica, si a mediados de este año, a finales, o en los primeros, o «segundos» meses de 2010… No es lo mismo, pero debiéramos empezar a ver algunos datos que no fueran, pura y simplemente, de destrucción y marcha atrás: destrucción de empleo, crecimiento del número de parados, reducción del consumo, empresas que tratan de reducir el número de sus trabajadores para sobrevivir a la crisis… Un porcentaje amplísimo de españoles considera que el desempleo es el principal problema, y no hay duda de que es preocupación esencial rebaja severamente los niveles de confianza. La inquietud de los ciudadanos por la situación económica ha aumentado de manera sensacional en los más recientes recuentos, hasta el punto de que la preocupación por el paro es ya el principal problema para el 72,5 por 100 de los españoles, en cotas ciertamente històricas.
Todo empezaría a verse de color diferente si terminara la destrucción de empleo y se empezara a recuperar una cierta creación de nuevos puestos de trabajo, que es lo que nos vienen garantizando el presidente Zapatero y el titular de trabajo para los meses próximos, marzo o abril verosímilmente…
Y entre tanto, en nuestro país como en otros, se sigue debatiendo sobre si se han acometido ya todas las medidas imprescindibles para salir cuanto antes de la actual situación de crisis, o si aún cabe hacer algún esfuerzo más. El presidente de los Estados Unidos, Obama, se hace cargo de sus nuevas atribuciones con la necesidad de afrontar nuevos pagos estimados en 624.000 millones de euros en gasto público destinado a educación, ayudas a parados, Sanidad Pública, infraestructuras y energía. Acabamos de ver cómo la canciller Merkel se veía en la necesidad de inyectar otros 50.000 millones de euros a la economía alemana, en la confianza de que finalmente, la locomotora alemana termine de arrancar… En nuestro país, ya se sabe que nuestro déficit de 2008 superó el tres por ciento, y que este año estará bastante por encima de esa cifra tope. El gobierno deberá revisar hoy mismo su cuadro macroeconómico, y sus previsiones, el llamado plan de estabilidad, para hacer llegar a Bruselas esas nuevas pautas con las que está ando comienzo el año nuevo, y en las que se confía para empezar a salir del atolladero presente.
José Cavero.
