Carmen Tomás – La claridad no llega


MADRID, 17 (OTR/PRESS)

El año parecía que comenzaba con cierta alegría en las bolsas, pero poco dura la alegría en la casa del pobre. El IBEX, por ejemplo, ha perdido en la semana un 8 por ciento y aunque algunos quieren ver en los 8.000 puntos un cierto suelo, no hay consenso y otros esperan nuevas caídas hasta mínimos. Razones para el pesimismo no faltan. La evolución de la economía es mala en el presente y se prevé que sea peor en el futuro. El Gobierno presentaba un nuevo cuadro macroeconómico del que se deduce que aún tendremos que pasar en el mejor de los casos un 2009 y un 2010 bastante complicados. Empeora el crecimiento, el desempleo y el déficit público. No hay una sola variable que nos dé un respiro.

Y ante esta situación, parece que el Gobierno se resigna a no tomar más medidas, y menos de calado, que vayan a la raíz de los problemas estructurales. El turismo ya ni siquiera ayuda, ha pasado a ser una rémora más junto con la construcción, el consumo y la industria. De momento, no hay alternativa ni salvación. Más endeudamiento y nada de rebajas de impuestos. Nos ayudará el abaratamiento de las hipotecas y poco más. Muchos centenares de miles de ciudadanos se quedarán al descubierto en los próximos meses y decenas de miles de autónomos y PYMES se verán abocadas al cierre.

En medio de este panorama nacional, tampoco ocurre nada positivo fuera. Más bancos piden ayuda. Está claro que aún no han digerido sus activos contaminados y que las ayudas ofrecidas hasta ahora no han bastado. La recesión es generalizada, aunque otros países toman medidas de rebajas de impuestos y de inversión productiva que seguramente lograrán que sus economías mucho más flexibles salgan antes de la crisis. Los tipos de interés siguen bajando, hasta el 2 por ciento en la eurozona, pero el dinero sigue sin salir de las entidades financieras hacia las familias y empresas.

El aspecto general de la situación es bastante sombrío, y a pesar de las soflamas optimistas de la vicepresidenta, no se ve una salida razonable. Desde luego las obras de los ayuntamientos en cosas absolutamente ridículas no van a parar la sangría del paro, la verdadera cara amarga y crítica de la crisis. Carmen Tomás.-

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