Fernando Jáuregui – Siete días trepidantes – Demasiados sapos para Zapatero


MADRID, 17 (OTR/PRESS)

SOLBES NOS DA EL FIN DE SEMANA.- Parecería absurdo culpar a Pedro Solbes, por muy vicepesidente del Gobierno que sea, de los males que nos acarrea la crisis económica. O achacarle que ha presentado a los españoles tres previsiones económicas distintas -y distantes- en poco más de un mes. Y, si alguna vez hemos acusado, con toda la razón, al Gobierno de estar maquillando y hasta falseando la situación económica, no puede ahora atacarse a Solbes por habérnosla presentado en toda su crudeza. En España, al margen de los déficits estructurales que arrastrábamos -una economía basada en «paella y ladrillos»-, no hay cosas mucho peores que en los otros países golpeados por la crisis, aunque los datos del paro sean más desalentadores. Pero entiendo que aquí y ahora tenemos tres factores algo más preocupantes que en los famosos países de nuestro entorno: un vicepresidente deseando tirar la toalla, o eso parece (debería, por cierto, hacerlo ya); un ministro de Industria con escasa credibilidad y deseando ascender a la poltrona de Solbes; y un presidente que no ha sido capaz de llegar a un acuerdo suficiente con la oposición ni infundir la necesaria confianza a la opinión pública, que es la única manera de empezar a remontar la cuesta.

LA CLASE POLITICA HACE CAJA.- La temperatura política es muy importante a la hora de insuflar esa imprescindible confianza. Pero lo cierto es que la clase política aprovecha cualquier ocasión para mostrar su avidez por las cosas materiales y su dejadez a la hora de aplicar los grandes principios. Lo que ha ocurrido en las últimas horas en Caja Madrid, donde los rectores de la Comunidad que preside Esperanza Aguirre han llegado a aliarse con sus mortales enemigos los socialistas madrileños con tal de arrebatar a quien entiendo que legítimamente lo ostenta el poder de la entidad, es de bochorno. Y, para colmo, el complot les ha salido mal, ha evidenciado las diferencias internas en el PP y en el PSOE madrileño, y ha irritado sobremanera en los cuarteles generales en las calles de Génova y Ferraz. Un mal paso para la lideresa Aguirre, que ya estaba metida en la guerra para arrebatar la presidencia de la Caja a Miguel Blesa, y un peor paso aún del secretario socialista Tomás Gómez, cuya inseguridad a la hora de las decisiones y cuyo oportunismo, al menos en este caso, no se esperaban. Todo esto tendrá, qué duda cabe, consecuencias de cara a las elecciones autonómicas de 2011.

LAS FOTOS DE SORAYA Y OTRAS IMAGENES.- Y hablando de líos intestinos en los partidos: solamente a las rencillas internas existentes en el Partido Popular, junto con la insoportable levedad del análisis político que hacemos todos en España, puede atribuirse el revuelo que se ha armado por la publicación de unas glamurosas fotos de Soraya Sáenz de Santamaría. La portavoz parlamentaria popular posa en «plan anuncio» para un reportaje periodístico, y la han acusado de frívola, de excesivamente dócil ante las demandas de un medio que, acaso, en el fondo solamente buscaba perjudicarla, y de atender demasiado a su imagen. A mí, la verdad, me ha parecido que la señora Sáenz de Santamaría estaba guapa, que sus declaraciones son normales y corrientes, sin cartón y con poca trampa, y que si hubiese sido un hombre el político que se hubiese retratado como para publicitar un perfume hortera, aquí no habría pasado nada. Como con lo del traje-smoking de Carme Chacón. ¿No será que la ministra de Defensa sube muy rápido en el ranking gubernamental y que Soraya SdeS pinta mucho en el «nuevo» PP, demasiado para el gusto de quienes anhelan al «viejo PP»?

Pues más vale que los machitos vayamos acostumbrándonos, porque tengo la impresión de que el futuro político se retrata con formas y armas de mujer. Y, al fin y al cabo, cada cual aparece en las fotos como quiere. Y puede. Por cierto que algunos comentarios negativos surgidos con motivo del futuro profesional del marido de la señora Chacón e influyente, dicen, asesor de Zapatero, que tiene una tentadora oferta de una firma privada para abandonar la Casa de América, también podrían tener alguna remota relación con este afán de evitar lo inevitable: el ascenso político de esta mujer. He sido muchas veces muy crítico con Miguel Barroso, pero no seré yo quien lo ataque porque una prestigiosa firma publicitaria quiera llevarlo a sus filas. Suerte y seguramente méritos que tiene.

MAGDALENA Y RAMON, DOS PROTAGONISTAS.- Si no hubiese sido por Solbes, acaparando titulares terribles tras su comparecencia en el Consejo de Ministros del viernes, Ramón Calderón, ya ex presidente del Real Madrid -que es mucho más que un Ministerio-, y, cómo no, Magdalena Alvarez, que es apenas ministra de Fomento, hubiesen seguido con la exclusiva de los focos sobre sus respectivas y tambaleantes cabezas. Pero Calderón, antes de arrastrar consigo otras muchas cosas -sí, y también a alguien relacionado con la política- ha preferido marcharse: el palco del Bernabeu ya no es asiento omnipotente desde el que todo se puede. ¿Será ese también, marcharse con viento fresco, el destino cercano de doña Magdalena, que, dicen en Moncloa, ya no sirve como pararrayos de Zapatero, que ya no puede tapar desde las obras públicas los socavones de conflictos políticos por venir, como el de la justicia? No seré yo quien apueste por la cercanía de una remodelación ministerial -menudo es Zapatero para estas cosas-; pero sí pienso que hay que repetir machaconamente la evidencia de que este país necesita una crisis, caras nuevas en algunos de los viejos lugares, cuanto antes. Algunos de los sapos que cada mañana se traga Zapatero al leer la prensa se los traga simplemente porque quiere.

Fernando Jáuregui.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído