MADRID, 16 (OTR/PRESS)
Sólo faltaba la dimisión de Ramón Calderón de la presidencia del Real Madrid para que el inicio del año nos amenazase más con el fuego del infierno. Y no digo nada del enfado de esperanza Aguirre con el castrismo por las cositas que le han dicho en el órgano del PC cubano. Es que los medios informativos sometidos a los Gobiernos en cuerpo y alma hacen estas cosas. Lo bueno es hacer como hizo Zapatero, que cambió el régimen de RTVE, que dejó de ser la voz del Gobierno y a poco se ha quedado de ser portavoz de la oposición. Son cosas que pasan y que nos dejan perplejos, pero que al final se pueden recomponer. Los que nunca se podrán recomponer son los más de 1.100 asesinados en Gaza por el terrorismo del Estado de Israel, al que todavía no se ha incluido en la lista de organizaciones terroristas de la UE o de la USA, que no recuerdo muy bien, pero la misma que colocó a Hamas en la fatídica lista, por bastante menos sangre, desde luego. Cuando ya hayan destrozado todo y asesinado a todo bicho viviente, entonces accederán a firmar la tregua, una tregua sobre la sangre y la desolación de los inocentes.
Más por dentro de la patria, la financiación de las autonomías sigue dando quebraderos de cabeza por doquier, incluso por los que piden más dinero al tiempo que claman por la rebaja de impuestos, como quien reza y blasfema al mismo tiempo. Son las ocurrencias maravillosas de ciertas gentes de la piel de toro, que por cierto es una expresión inexacta, ya que ni Canarias, ni Baleares, ni Ceuta y Melilla caen dentro de la mencionada piel y no por eso dejan de ser españolas como las que más. Y el tema dominante, el de la crisis económica, aprovechada políticamente por todos, que se afanan en ello, en lugar de partirse la cara por echar una mano a las soluciones racionales que a cualquiera se le ocurren, por ejemplo al Gobierno de la nación. Sin respiración estamos a la espera de la toma de posesión de Barack Obama, al que las encuestas españolas atribuyen -Dios les oiga- poderes taumatúrgicos tanto para la paz mundial como para la superación de la maldita crisis económica.
Pedro Calvo Hernando.
