MADRID, 17 (OTR/PRESS)
Ha sido inevitable que muchos medios hayan recordado al Solbes que todavía hace un año negaba las posibilidades de empeoramiento económico que ahora le ha correspondido anunciar, y que ha pasado del «estamos lejos de la recesión, no hay problemas para afrontar el desempleo, habrá un ligero déficit, pero no me preocupa, o hay un exceso de preocupación por la crisis», a la crisis de este mismo viernes, después de revisar las previsiones para el tiempo que tenemos por delante. El PIB caerá al menos un 1,6 por ciento; la tasa de paro rozará el 16 por ciento; el déficit se disparará al 5,8 por 100; este año viviremos los momentos más difíciles…
Probablemente no previó el vicepresidente económico que le correspondería hacer un pronóstico tan negro, que hoy han calificado desde los grandes titulares de los diarios como «la peor recesión», «la precisión más negra»; «el peor escenario de la crisis», «un 2009 más negro de lo previsto», o «un panorama desolador». Hubiera sido inimaginable, pero ya está servido y en marcha ese panorama desolador y oscuro, que traerá la destrucción de otros seiscientos mil puestos de trabajo y «unos momentos muy duros» para el presente año, y antes de que se puedan atisbar indicios de recuperación y de regreso al crecimiento de los años anteriores a 2008, del tres y del cuatro por ciento anual.
Las nuevas previsiones son todo menos optimistas y felices. Si acaso, la consideración en la que han coincidido Solbes y Corbacho de que no es probable que se alcancen los cuatro millones de personas en paro, si bien se quedará muy cerca de conseguir esa meta nigérrima. Pero incluso en este propósito, son muchos los expertos que contradicen al ministro de Economía y Hacienda. Está por ver si las medidas ya adoptadas o en fase de adopción en ayuntamientos, y por el Estado central, tienen los efectos positivos que de ellas se espera.
Al propio Solbes le ha correspondido dar la noticia de que, así las cosas, y con unas cuentas públicas y unas previsiones tan escasas, es más probable que el incremento de dinero del que se podrán beneficiar las Comunidades Autónomas con la futura financiación estará más cerca de los siete que de los doce mil millones, cifra esta última que era la que confiaban en poderse repartir los Gobiernos beneficiados, particularmente el tripartito catalán. Sigue sin conocerse, por consiguiente, la cuantía aproximada de ese fondo nuevo en el que todos los gobiernos autonómicos esperan. Pero a cualquiera le parecería una cifra sin aproximación a la realidad y que no tuviera en cuenta la situación económica total y los malos momentos que se nos anuncian. Después de todo, cabe recordar que en 2002, cuando se puso al día la aportación del Estado a las CCAA, ésta se elevó en dos mil millones, y no estaba en el cartel de las preocupaciones una recesión tan severa como la que ahora padecemos…
José Cavero.