José Cavero – Los líos de la Comunidad de Madrid


MADRID, 21 (OTR/PRESS)

En los últimos tiempos, la «pequeña política» de la comunidad de Madrid «no levanta cabeza»: primero fue la expedición de empresarios a la India, con el conocido episodio en el que la presidenta Esperanza Aguirre «escapó por piernas» y enseñando unos calcetines prestados. A partir de ahí, estamos asistiendo a la revelación de golpes bajos por el control de Caja Madrid, y de golpes bajos por el control de personalidades del Gobierno de la «lideresa Aguirre». Se suceden las revelaciones: Francisco Granados, consejero de Justicia, pone en funcionamiento su propio «servicio de espionaje»; se denuncia que el vicepresidente Ignacio González ha sido espiado durante dos viajes privados; el vicealcalde de Gallardón, Manuel Cobo, también fue objeto de ese mismo espionaje no se sabe de quién… No parece que haya dudas de que, en el fondo de muchas de estas irregularidades, late la pelea de los dos líderes del PP madrileños, Aguirre y Gallardón, ante cuyas peleas permanentes se ha declarado impotente el superlínea Rajoy: pide ayuda para que el Estado revise la «doctrina» sobre las Cajas de ahorros, y de ese modo pueda aplacarse la pelea interna de sus dos correligionarios.

Por si fuera poco todo esto, la presidenta Aguirre, empeñada a título personal contra la ley antitabaco nacional, se ve derrotada: Justicia anula el decreto de Madrid que suavizaba la prohibición. Uno de los tantos pulsos que doña Esperanza gusta de mantener con el gobierno central, como el relativo a la asignatura Educación para la Ciudadanía, las listas de espera quirúrgica, la ley de dependencia olas ayudas al alquiler. En cada una de estas materias, esperanza Aguirre ha querido ir por libre y marcar distancias del Gobierno central, aunque todo permite suponer que le resulta escasamente rentable, políticamente, esa diferenciación…

Pero en los últimos días, lo más llamativo, y que incluso llega a escandalizar, es el asunto de los espías, denunciado repetidamente desde el diario El País. Por orden de aparición en escena, primero se cuenta que Granados ha puesto en marcha un equipo de exagentes; en segundo lugar, se relata que Ignacio González, vicepresidente de Aguirre, ha sido sometido a un control y vigilancia en sus desplazamientos al extranjeros. Y hoy mismo, se revela que esos mismos ex agentes a sueldo de la consejería de Interior, hicieron seguimientos al vicealcalde y mano derecha de Ruiz Gallardón en pleno pulso por el poder, el año pasado. En uso y otros casos, son los lugarteniente de Aguirre y Gallardón quienes aparecen «vigilados» o espiados, y cabe suponer que se trata de conocer detalles «íntimos» de los espiados para su empleo en la batalla… La gran batalla no es otra que el control de la cuarta institución financiera del país, CajaMadrid, que se disputan alcalde y presidenta, y sobre la que Rajoy se declaraba fuera de juego al reclamar que intervenga el Estado, con alguna nueva normativa que recorte las atribuciones autonómicas sobre las cajas, y el Banco de España, con mayores controles…

Y a todo esto, ¿qué dice y hace Esperanza Aguirre? La presidenta, muy disminuida en los últimos tiempos en sus peleas por el liderazgo en el PP nacional, reclama que intervengan el fiscal y la policía, para investigar el seguimiento del que es objeto su vicepresidente. Pero ha preferido ignorar las otras historias de espías: el «invento» de Granados, y el seguimiento de Cobo…

José Cavero.

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