Tiempo de podar


MADRID, 30 (OTR/PRESS)

Diga lo que diga la COPE -y qué cosas llega a decir- el segundo error del Partido Popular fue el apoyo desmedido, y en muchos casos oficial, a iniciativas de la Conferencia Episcopal. Un partido es lo que es y creer que todos sus votantes están cortados por el mismo patrón es un error de cálculo importante: se pueden compartir principios generales, pero cada uno tiene su conciencia y en eso no se debería meter nadie.

Después se desgastaron en batallas inútiles como la de los matrimonios gays o la Educación para la ciudadanía a la que se opusieron de forma equivocada y virulenta. Objetar una asignatura que se imparte en la mayoría de los países europeos es un absurdo que tendrían que haber enfocado de otra manera: denunciar u objetar libros de texto concretos y no la asignatura como tal. Pero no hicieron caso a quienes veníamos defendiendo humildemente esa manera de actuar hasta que llega el Supremo y se lo dice. Pero insisten y declaran, tras la sentencia, que cuando lleguen al Gobierno, suprimirán la dichosa disciplina: pues no, se vuelven a equivocar; lo que tendrían que hacer es revisar los contenidos.

Pierden las segundas elecciones y en lugar de reflexionar seriamente sobre qué está pasando, tratan de anular las voces críticas y los aparatos se ponen en marcha para reafirmar al líder, lo cual, como siempre, crea mas divisiones que unidad y cierra las heridas en falso de forma que, a las primeras de cambio, las distintas visiones vuelven a supurar pero ya ulceradas y, como se ha visto estos días, con la urgente necesidad de cortar no por lo sano sino por lo que se ha ido engangrenando desde hace tiempo.

Y llegamos a Rajoy que, dentro del partido, yo le veo como a ZP de cara al público: incapaz de dar un disgusto a nadie. Y así no se lidera, así se sobrevive malamente oyendo cada mañana a diez chivatos que dan diez versiones distintas de cada cosa y todos, claro, por el bien del partido y de Mariano. Lo decía Fraga: estas cosas no pasaban en mis épocas pero lo podría decir también Alvarez Cascos. ¿Por qué ha dejado Rajoy que el PP llegue al pésimo estado en que se encuentra? Porque le sobran asesores interesados y le falta una cierta dosis de autoridad. Ahora sólo tiene, creo, dos salidas: pedir que rueden cabezas -y que rueden ya, antes desde luego de posibles juicios- o convocar un congreso para después de las elecciones vascas y gallegas y dejar claro, esta vez de verdad, lo que es el PP, lo que quiere ser y cómo quiere serlo. Y el que no esté de acuerdo, ya sabe dónde tiene la puerta.

Pero para eso necesita la colaboración previa y decida de Madrid: lo que separa a Gallardón y a Esperanza Aguirre no está en sus ideas sino en algunos de sus colaboradores. ¿Tendrán el valor de poner orden y prescindir si es necesario -que parece que sí- de quien se haya extralimitado en el celo protector de su jefe o jefa? La política se hace con colaboradores y no con amiguetes, con equipos y no con versos sueltos. Ni por el bien teórico de sus líderes se puede actuar por libre porque al final todo se paga. Los jardineros de media España andan estos días podando árboles para una primavera que no va a ser fácil. Yo creo que la metáfora -dedicada con todo mi respeto a Rajoy, Gallardón y Aguirre- es fácil de interpretar. Ellos sabrán si quieren o no coger las tijeras y aunque sea con lágrimas en los ojos, evitar que el árbol se termine pudriendo.

Andrés Aberasturi.

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