MADRID, 30(OTR/PRESS)
Con notable oportunidad, o inoportunidad, según se quiera contemplar, se ha dado a conocer hoy la opinión que al presidente del PNV, Iñigo Urkullu le merece su correligionario, el presidente del gobierno vasco Juan José Ibarretxe. No puede resultar más oportuna, o inoportuna, la divulgación de estas opiniones del primer dirigente del hasta ahora primer partido vasco: Mi relación con Ibarretxe la vivo con muchas dificultades.
Hay muchos días en los que tengo que hacer actos de fe para que sigamos unidos y tengamos una mínima cohesión para salir dignamente de esta situación de cada al futuro. Y claro, tengo que seguir dando la impresión de que soy tonto, de que soy un pelele, de que me chupo el dedo, porque tengo una causa mayor que es la de intentar recomponer al PNV, que no se roma, y conducirlo de alguna manera. Estoy queriendo poner en valor el bien de la unidad del partido, aguantando determinadas jugarretas. Y la actitud conmigo y para con el partido, no es recíproca, no ya sólo por el lendakari, sino por otros responsables del PNV, pero también por parte del lendakari».
La entrevista es una más de las que se incluyen en un libro con 32 políticos, pero tiene la fortuna o la desventura de publicarse cuando está a punto de iniciarse la campaña de las elecciones vascas del primero de marzo, en las que el PNV parece que se está jugando el liderazgo en Euskadi, frente a un PSOE-PSE que se ve crecido y en avance. El PNV trató ayer de negar estas apreciaciones con la publicación de un abrazo de Ibarretxe y Urkullu, pero es improbable que logre reducir el impacto de las declaraciones del presidente del partido sobre el presidente del Gobierno… No es una sorpresa la rivalidad de los dos personajes, como ya con anterioridad, fue conocida la discrepancia de Ibarretxe con el antecesor de Urkullu, Josu Jon Imaz. La política del lendakari ha tratado de mantenerse al margen de los criterios y conveniencias del partido, y eso tiene su coste y su desgaste…
De manera que no es único el caso del PP y de sus desavenencias internas, ahora a la vista por causa de los casos de espionaje y seguimiento de algunos de sus miembros en Madrid. También en el PP hay pelea internas, y discrepancias muy serias. Los dos casos se producen en un momento especialmente crítico, cuando los ciudadanos pueden valorar la cohesión interna como un elemento clave en el funcionamiento y coherencia de los partidos. Normalmente, el ciudadano castiga con severidad esta clase de disidencias. Rajoy aprovechaba un discurso preelectoral de ayer para animar a sus correligionarios a olvidarse de sus propios ombligos y de sus querellas internas y tratar de empujar con todas sus fuerzas al candidato gallego. Este, en los últimos días, había mostrado su optimismo sobre el resultado de los comicios vascos… siempre que sus compañeros no terminen arruinando su campaña y sus perspectivas».
José Cavero.