José Luis Gómez – A vueltas con España – La resistencia de Rajoy


MADRID, 1 (OTR/PRESS)

Por despistado que parezca, que no lo es, y por mucho que le guste que el paso del tiempo diluya los problemas, que eso sí es cierto, Mariano Rajoy es plenamente consciente de que está en un momento clave de su carrera política como líder del PP y, sobre todo, como candidato de su partido a la Presidencia del Gobierno. Cualquiera de sus adversarios internos, si estuviesen los papeles cambiados, acabarían con él con rapidez y sin complejos. El, en cambio, está aguantando lo indecible, mientras soporta que quienes hacen trampas para ponerle palos en la rueda todavía tengan más que decir. Es tal la capacidad de manipulación de alguna gente que a este paso terminarán presentando al bueno de Mariano como el malo de esta película de espionaje que no pasa de ser una vulgar españolada, como aquellas cintas cutres de los años setenta.

Es posible que a Mariano Rajoy lo embaucasen en un momento dado informándole de algo que no valoró en sus justos términos. En el peor de los casos, estaríamos ante una manera de comprometerle en el conocimiento de determinados asuntos turbios, pero nunca de implicarle como protagonista. El problema que él debe gestionar tiene nombres y apellidos. Por un lado, está el vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, quien al tiempo que pudo haber sido espiado -según «El País», las evidencias son abrumadoras- tendría responsabilidades sobre el control de los agentes que supuestamente han seguido a políticos del PP, entre ellos el vicealcalde de Madrid, Manuel Cobo, y el ex consejero madrileño, Alfredo Prada, ahora integrado en el equipo de Rajoy en el PP. Por otro lado, ahí sigue el consejero de Presidencia, Francisco Granados, cuyo departamento dirige a los ex agentes supuestamente asignados al espionaje político en Madrid, aunque él ha negado la existencia de la trama. Y ambos tienen una jefa, que es la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, adversaria de Rajoy. Se le pueden dar muchas vueltas a las cosas, pero es lo que hay.

Mariano Rajoy tiene poder suficiente para poner las cosas en su sitio, limpiar el partido y caminar hacia la Moncloa sin temer que le apuñalen los que van detrás. El no es muy dado a actuar así, y tiene a su favor que sin apenas moverse ha llegado hasta donde está, pero quizá su buena suerte en ese sentido se ha acabado y esta vez va a tener que mojarse un poco. ¿O no?

José Luis Gómez.

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