MADRID, 3 (OTR/PRESS)
Nadie duda de la capacidad de resistencia de la «lideresa» madrileña, una vocación y ambición política bien demostrada. En la pelea que se ha venido ofreciendo a la luz pública por culpa del seguimiento o espionaje a determinados personajes del PP en Madrid, doña Esperanza ha mantenido su firmeza cuando todo se mostraba en su contra, y finalmente, ha logrado que Rajoy le suspenda la investigación con la que parecía amenazarle. Eso sí, Rajoy le hizo una advertencia parece que basta te clara, al señalarle que «cada uno debe saber lo que tiene debajo», probablemente en referencia a la sospechas y dudas que se han divulgado desde el propio Partido popular acerca de algunos de los colaboradores de la presidenta regional, particularmente Ignacio González, y sus presuntamente turbias actuaciones. Pero, de momento, Aguirre ha impuesto su criterio, y las investigaciones que el propio Rajoy había encargado a Dolores de Cospedal, la secretaria general, cesan, y todo queda reducido a otras dos investigaciones: la judicial, de un lado, y la que la propia Esperanza Aguirre se compromete a que se realice en el seno de la asamblea de Madrid, que ella misma se encargará de que tenga «buenos resultados».
Las tareas por realizar son las que una y otra vez se han descrito: la necesidad de conocer quién encargó el seguimiento de altos cargos del PP, y en particular, de Ignacio González, vicepresidente, y del gerente del Canal Isabel II, Ildefonso de Miguel, y junto con estas últimas sospechas, la aclaración de las adjudicaciones efectuadas por parte del gobierno de Madrid, algunas de las cuales aparecen como poco claras en el dossier divulgado sobre el mencionado vicepresidente González.
Lo cierto es que, en el ambiente preelectoral que ya viven los partidos, tanto el candidato vasco como el gallego, Basagoiti y Núñez Feijoo, se habían quejado de la escasa colaboración de los madrileños, encallados en sus cuitas internas y en el intercambio de sospechas. Esperanza Aguirre accede a que se constitu8yas una comisión parlamentaria en «su» asamblea, pero determina sus propósitos: Quiero que se sepa que no hemos espiado a nadie. O sea, que los resultados están prefijados de antemano… Eso sí, la cúpula del partido ha avisado a la presidenta de que recuperará el asunto si la trama se enturbia. O sea, si las denuncias y revelaciones no cesan en los medios informativos…, que es donde todo ha nacido y casi todo se ha sustentado hasta el momento.
¿Y Cospedal? A la secretaria general, antigua colaboradora de Esperanza Aguirre en la Comunidad de Madrid, le había sido encomendada la tarea de efectuar sus propias pesquisas y realizar el correspondiente informe. Cospedal había tenido la valentía de contrariar a su ex jefa, al proclamar que la gran víctima del caso era el PP y no la «lideresa»… Es probable que Cospedal no hubiera llegado a otras conclusiones que a las contenidas en los dossieres de los tesoreros del PP, que apuntaron con el dedo reiteradamente a Ignacio González. Pero, de repente, se ha quedado sin tarea que realizar, y sólo con el encargo de «explicar lo inexplicable» del encargo recibido… Ahora queda por ver si Esperanza Aguirre cede y se libra del tal González, y sobre todo, cuándo lo podría hacer. Desde luego, no de manera inmediata. Cuando surja la oportunidad, tal vez… De momento, el mensaje de Rajoy -«cada uno debe saber lo que tiene debajo», parece elocuente. Pero está por ver si el pulso entre el líder y la lideresa ha terminado, o sólo se detiene y pospone durante las ya escasas cuatro semanas que nos distancian de los resultados de las elecciones vascas y gallegas. Entonces podría replantearse con toda acritud este enojoso asunto…
José Cavero.
