MADRID, 6 (OTR/PRESS)
Esta próxima semana, finalmente, finalizarán las vacaciones de Navidad de los padres de la patria, sección Congreso y sección Senado, que a muchos ciudadanos, con toda certeza, han escandalizado. No será tan grave la crisis si los representantes de la nación han podido seguir los correspondientes e interminables debates de los líderes políticos por os medios informativos sin participación activa. Finalmente, terminará esta situación de indudable anomalía, y diputados y senadores se reintegrarán a sus trabajos en los correspondientes plenos, comisiones y ponencias. Se estrenará la nueva temporada con la intervención del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en el pleno del martes día 10. Y hay indudable expectación por lo que podría anunciar Zapatero, que se ve nuevamente en la necesidad de señalar qué hace el Gobierno para afrontar una situación económica tan desapacible. En las mejores fuentes se insiste en que el presidente tiene previsto efectuar nuevos anuncios en materia económica, es decir, para afrontar esa crisis económica y financiera que nos conturba a todos, y que a muchos está dejando en situación de parados. ¿Qué contenidos reunirá el presidente para este enésimo «paquete de medidas»? Según se ha indicado, los anuncios del presidente se centrarán, esta vez, en medidas para estimular el empleo y para facilitar que el crédito, finalmente, llegue a las pequeñas y medias empresas y a las familias. No es improbable que el gobierno, en este sentido, aspire a reaccionar ante las dificultades y obstáculos que la banca observa para atender esas necesidades de crédito que ahora mismo padecen miles de empresas, y a las que no está en condiciones de atender por no otorgarles la suficiente solvencia. Por ejemplo, cómo agilizar la llegada de créditos a pymes y familias, mediante una mayor flexibilidad en las líneas de financiación del ICO, o nuevas líneas de actuación del mismo Instituto.
Es probable que Zapatero haga esos anuncios y que algunos de ellos los remita, a continuación, a los agentes sociales, para que relancen su propio protagonismo contra la crisis, después de unas cuentas semanas de pasividad o impotencia de sindicatos y patronal. El compromiso del gobierno le obliga, en efecto, a que cualquier medida tendente a estimular el empleo tenga el visto bueno previo de los referidos agentes. En ese capítulo de decisiones es probable que se inscriba la creación de un nuevo contrato para desempleados, con una bonificación en las cuotas a la Seguridad Social equivalente a la cuantía de la prestación por desempleo a que ese trabajador tenga derecho, sin pérdida del seguro de paro. También se ha apuntado la posibilidad de una reforma de la normativa de los Expedientes de regulación de empleo, ERE, para aminorar esa sangría de despidos que se vienen produciendo en muchas empresas. Y un tercer aspecto de las probables novedades pudiera centrarse en las garantías para que los trabajadores en paro sigan percibiendo alguna prestación más allá del tiempo que ahora determina la ley.
José Cavero.
