José Cavero – Zapatero vapuleado


MADRID, 11 (OTR/PRESS)

No pudo resultarle placentero al presidente del Gobierno el debate que se desarrolló en la tarde del martes en el Congreso de los Diputados, en el que Zapatero expuso sus impresiones y valoración de la marcha de la crisis y de las medidas adoptadas para afrontarla y salir de una situación tan incómoda como lacerante.

Una y otra vez, Zapatero insistió en sus líneas maestras de actuación: preocupación severísima por el paro y los parados, insistencia en que no se rebajarán los niveles de apoyo del Estado a los más necesitados, pero también insistió en advertir que estamos en lo peor de la crisis, que aún no hemos tocado fondo, aunque no se puede decir que se vea algún atisbo de que esta situación vaya a terminar, oferta de nuevos dineros públicos para afrontar las necesidades que plantea el drama del paro, dinero procedente del ahorro de los gastos corrientes del Estado, propuesta de entendimiento general para acordar decisiones que todos acepten y de colaboración nacional, pero sin mayores concreciones de ese pacto que sugiere…

Señala Zapatero que aún no se notan los efectos de las medidas adoptadas ni de la inversión pública, y anima a concentrarse en trabajar y hacer lo necesario para contribuir a la recuperación global. Explica Zapatero que las prioridades están identificadas, que sabe bien lo que es preciso hacer sin dejar a nadie en la cuneta y sin que crezca la exclusión social, contando con todos…

En el tramo final del debate, el presidente pidió también la cooperación a todas las fuerzas políticas para acordar las reformas estructurales que le reclaman una y otra vez, aunque sin mayores concreciones….

Frente a sus propuestas presidenciales, la resistencia rígida y tenaz de Mariano Rajoy, que sigue sin fiarse un gramo de Zapatero y de sus medidas, exige una rectificación de la política económica del gobierno antes de avanzar en acuerdo alguno, y una y otra vez tacha de inútiles, costosas y que no hacen sino empeorar la situación. Zapatero insiste en explicar que España es uno de los países, casi todos, alcanzados por la crisis, y Rajoy trata de convencer de que la situación española tiene sus propias particularidades y su mayor gravedad precisamente por causa de la pésima gestión de su Gobierno.

Llega a decir que mientras se dependa del actual Gobierno, no cabe esperar que las cosas mejoren, sino lo contrario: no habrá menos parados, sino más… El principal líder de la Oposición, con un discurso cuidado y ácido, muy aplaudido por su bancada, se negó reiteradamente a ser cómplice de la que considera una política de ruinosas consecuencias. Echa en cara al presidente haber despilfarrado el dinero de los españoles y llenar de deudas el futuro de los españoles. Le acusa de malgastar dinero en el plan municipal de inversión y le sugiere que sería más útil que ese dinero se dedicada a pagar las deudas de las administraciones públicas. Es decir, escasísimas aproximaciones, e incluso nulas, con el primer partido de la Oposición, y muy severas consideraciones, asimismo, las que los restantes portavoces de los grupos políticos: los minoritarios sí reclaman un pacto de Estado.

Malos tiempos para Zapatero, tiempos tampoco fáciles para Rajoy en su partido, pero contundencia en sus ataques a la totalidad de los planteamientos del Gobierno de Zapatero. El resto, poco más que «atrezzo» y figurantes, aunque merezcan siempre atenciones particulares los oradores Durán, Erkoreka y Llamazares.

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