Fermín Bocos – Insidias y corrupción


MADRID, 20 (OTR/PRESS)

Lo que le está pasando al PP recuerda un chiste que contaban en Moscú en tiempos de Yeltsin, tras la caída de la Unión Soviética. «Sabes -le decía un paisano a otro- he llegado a la conclusión de que todo lo que decían los capitalistas del comunismo era verdad; lo malo es -añadía- que también es verdad todo lo que decían los comunistas del capitalismo».

Es verdad que las filtraciones del sumario del «caso Gürtel» -que instruye el juez Garzón- son filtraciones interesadas; es verdad que hay muchos titulares periodísticos orientados a desacreditar al PP en su conjunto y en particular a determinados dirigentes populares (Aguirre, Camps, etc); también es verdad que en territorio andaluz el ministro Fernández Bermejo ha sido cazador furtivo. Como verdad es que ni en términos éticos ni estéticos tiene un pase la cacería en comandita de un juez instructor -de un caso con implicados pertenecientes a un determinado partido- y un ministro de Justicia politizado hasta las cachas.

Ya digo, todo eso es verdad, pero también lo es que la trama comisionista ideada por el empresario Francisco Correa es real y deja un intolerable rastro con aroma a corrupción que implica a cargos públicos y otras personas relacionadas con el partido que preside Mariano Rajoy; como verdad es que Esperanza Aguirre se ha visto obligada a forzar la dimisión de un consejero de Madrid (López Viejo) y la de dos alcaldes de sendas localidades de la región acusados de cobrar comisiones ilegales.

Por no hablar de la dimisión como presidente de la comisión parlamentaria que debe investigar otra trama, en éste caso del espionaje del que han sido víctimas dos consejeros del Gobierno regional. Los rusos del chiste reflejaban la resignada perplejidad de quienes no tenían esperanza en la humana justicia de la cosas.

Afortunadamente, en España tenemos un Estado de derecho. En momentos como éste, y por el bien del sistema, hay que exigir que concluya cuanto antes la tarea judicial para que los culpables de la trama corrupta paguen por sus delitos y para que quienes nada tengan que ver con ella vean restituido cuanto antes su fama y buen nombre. Cesen, pues, las insidias, pero lléguese hasta el fondo en la investigación de los casos de corrupción.

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