Julia Navarro – Escaño Cero: «En el punto de mira»


MADRID, 19 (OTR/PRESS)

El ministro de Justicia tiene un problema que no es el ser cazador, sino que no ha sido capaz de abordar con calma y mano izquierda los problemas de la Justicia. Con el ministro Bermejo están enfadados los jueces progresistas, los conservadores, los centristas y los no alineados, los secretarios judiciales y si me apuran hasta sus compañeros de profesión, los fiscales.

Cada vez que el ministro Bermejo habla provoca una enorme irritación a derecha e izquierda, seguramente porque no termina de aceptar y mucho menos llevar a la práctica los códigos que tiene la política. Bermejo se muestra tal como es, y no mide o no sabe medir o no quiere medir los efectos que producen sus palabras y actitudes y eso le ha ido convirtiendo en uno de los personajes menos populares del Gobierno y en el «pim pam pum» de la oposición.

Yo creo que Mariano Bermejo es una persona competente en lo suyo, pero que no está dotado para la política, donde una palabra de más puede tener un efecto devastador para su protagonista. La derecha ha convertido a Bermejo y al juez Garzón en el centro de sus iras porque, además, así intenta desviar la atención de sus escándalos por supuestos tráficos de influencias y corruptelas de Correa y sus amigos, peor mientras Garzón calla, Bermejo responde, y cada vez que responde el efecto resulta peor.

La realidad es que el ministro está abrasado políticamente y que en el PSOE cuentan que en cuanto periodistas y oposición dejen de pedir su cabeza, Zapatero le relevará de su cargo. Y es que en el PSOE están que trinan contra el ministro Bermejo y hay más de un dirigente enfadado por tener que defenderle. La imagen de Bermejo cazador chirría para los ojos de la izquierda, pero ya digo que ese no es ni siquiera su principal problema sino el estado en el que está la Justicia.

Claro que hay quien apunta que al presidente Zapatero no le gustan los conflictos, pero que en el caso de los jueces cree que en cuestión de imagen llevan las de perder porque los ciudadanos visualizan en ellos los males de la Justicia. Y dicen más, dicen que el presidente no siente demasiada simpatía por el colectivo judicial. Aún así tampoco se le escapa que no puede llevar el pulso con la judicatura más allá de lo razonable y que Bermejo exaspera a tirios y troyanos por igual.

La política es un arte más difícil del que algunos creen. No basta haber estado en sus aledaños o saber mucho de política, hace falta tener una serie de cualidades que no todo el mundo posee, como no todo el mundo puede ser actor dramático o comediante, o torero, o músico. Está claro que Bermejo más allá de su innegable competencia como fiscal no tiene esas cualidades que se necesitan para estar en política y salir bien librado. Ya digo, al día de hoy el titular de Justicia está abrasado y en el punto de mira de la oposición.

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