Esther Esteban – Más que palabras – Rey muerto, rey Puesto


MADRID, 24 (OTR/PRESS)

A rey muerto, rey puesto. Tras el terremoto político ocasionado por la dimisión obligada del ministro Bermejo, su sillón ha sido ocupado ya por Francisco Caamaño, un jurista con un perfil completamente opuesto al de su antecesor con fama de dialogante y reflexivo y uno de los cocineros del estatut de Cataluña. Atrás queda una etapa nefasta, cargada de sectarismo y de enfrentamientos que ha durado exactamente dos años y que, al contrario de lo que ocurre cuando un ministro abandona el cargo, no ha provocado el mínimo gesto de solidaridad entre los suyos. Es mas, si pudieran muchos de los diputados que desde la bancada socialista respaldaron al ministro el pasado miércoles al grito de ¡Torero Torero! borrarían esa imagen nefasta que les ha puesto a todos al pie de los caballos.

Ningún estamento judicial: ni las asociaciones, ni los funcionarios ni siquiera sus compañeros del Consejo de Ministros han pronunciado palabras elogiosas del cesado, salvo algún escueto ¡adiós! y por cortesía. Solo el presidente del Gobierno, su jefe, ha dicho que su actitud tirando la toalla ha sido ejemplar aunque ha dejado meridianamente claro, eso sí, que tal acto de heroísmo se ha hecho a favor de la causa y para no crear problemas al proyecto socialista.

Pero para que no falte de nada en un país donde la envidia es el deporte nacional al ex ministro le han salido envidiosos como Solbes que, según dice añora su condición de cesado. ¡Con lo fácil que es presentar la dimisión irrevocable argumentado que no tiene ni idea de cómo frenar la sangría de los cuatro millones de parados!. Nada nos puede extrañar en un país de disimulos donde la farsa es moneda corriente entre nuestros políticos: A Zapatero le ha convenido disimular que ha sido él quien de verdad ha manejado los hilos para que el cazador cazado entregue su escopeta y sus trofeos.

A Bermejo le conviene disimular que ha sido su mala cabeza la que le ha llevado a tener que entregarla y sus compañeros de partido que todos han hecho mutis por el foro hasta que Patxi López dio un paso al frente para decir lo que era un secreto a voces: «A ningún socialista le gusta la cacería de Bermejo», sentenció -en una entrevista para El Mundo- dándole la puntilla final al ministro caído.

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