Charo Zarzalejos – Ultimo esfuerzo


MADRID, 26 (OTR/PRESS)

Quedan muy pocas horas para que se dé el cerrojazo a la campaña de las elecciones vascas y gallegas. Todos estos días han estado jalonados por acontecimientos que nada tienen que ver con la legítima pugna electoral. La polémica en torno al siempre polémico juez Garzón; la dimisión de Bermejo, acogida con especial satisfacción por los suyos propios, y el goteo de nombres de gentes del PP son algunas de las pinceladas que conforman el cuadro preelectoral. Y ello sin olvidar los muebles de Touriño o el paseo en barco de lujo de Antxo Quintana. Todos han encontrado argumentos contra todos. Muy interesante sería poder escanear a los electores para saber hasta qué punto y de qué manera todas estas cuestiones influyen en el voto.

Además, en la localidad guipuzcoana de Lazkao, un vecino que vio como su casa quedaba destrozada por los vándalos que todo lo destruyen, decidió emprenderla a mazazos con la sede de la ilegalizada izquierda abertzale. La reacción de este hombre ha merecido, con toda justicia, la comprensión de todos. Muestra el hartazgo de tanto horror y, en muchos casos, de tanta impunidad, de tanta chulería. Lo terrible es que él se ha tenido que ir y ellos, los vándalos, continúan en donde siempre y, además, ofendidos porque su sede, que debería estar clausurada, ahí sigue, abierta de par en par.

En este contexto, los partidos en liza realizan su último esfuerzo, un esfuerzo lleno de ansiedad, porque la suerte de algunos depende de un puñado de votos. En Galicia, el PSOE ha percibido que en los últimos días su campaña ha pinchado pese a los inconmensurables esfuerzos de José Blanco. Y, junto con el BNG, que en ningún caso va a salir mal parado, comprueban con asombro y preocupación que el PP no sólo resiste, sino que los últimos datos que todos manejan no es descartable que pueda alcanzar la mayoría absoluta.

Perder Galicia sería un duro golpe para el PSOE. Tan duro para ellos como satisfactorio para los populares, que ven en Galicia el primer peldaño de esa escalera que les puede llevar a Moncloa, aunque esto sea apostar a demasiado largo plazo. Lo que sí es seguro es que una eventual mayoría absoluta del PP cerraría, al menos por un tiempo, las trifulcas internas muy anteriores y distintas a las que pueda originar el sumario nada secreto que instruye Garzón. Rajoy respiraría tranquilo.

En el País Vasco, la mortecina campaña finaliza con el mismo ambiente con el que se inició: apatía y, podría decirse, que desinterés por parte de los ciudadanos. ¿Es compatible esta apatía con el cambio?. Los nacionalistas del PNV hoy están más tranquilos que hace una semana, pero las encuestas últimas que manejan los partidos vascos no ofrecen seguridad a nadie. El nivel de indecisos continúa siendo muy alto y son los nacionalistas los que ahora creen que sus expectativas están supeditas por el voto oculto que a ellos, y no solo al PP, parece afectarles.

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