Julia Navarro – Escaño Cero: «El cambio»


MADRID, 25 (OTR/PRESS)

El gobernador del Banco de España, Miguel Angel Fernández Ordóñez, no parece muy optimista respecto al futuro inmediato, o al menos es lo que se deduce de lo que ha dejado dicho en el Parlamento. En realidad no se trata de ser optimista o pesimista sino realista, analizando con rigor los datos económicos y eso es lo que hace Fernández Ordóñez. Lo que pasa es que ese análisis frío de las cifras y de las previsiones económicas provoca desazón.

Ahora mismo, más allá de las citas electorales del próximo domingo, lo que más preocupa a los ciudadanos es la situación económica, porque el desempleo continua aumentando y algunas familias tienen a todos sus miembros en el paro.

Es evidente que nadie tiene una varita mágica para arreglar este cataclismo económico global, aunque en España lo estemos padeciendo de manera especial a cuenta de la crisis del ladrillo. Pero aunque no haya fórmulas mágicas, y desde luego a nadie le puede caber la menor duda de que nuestro Gobierno como el resto de los gobiernos están haciendo lo imposible por dar respuesta a la crisis, lo que sí se puede hacer es ofrecer confianza, es decir generar un clima de confianza. Y en eso es en lo que está fallando el presidente Zapatero.

En mi opinión, el presidente debería de haber aprovechado la dimisión de Fernández Bermejo para hacer una remodelación de Gobierno, porque, le guste o no, el actual Gabinete no está siendo capaz de transmitir esa confianza a la opinión pública. Algunos ministros resultan irrelevantes, otros están agotados, y entre éstos se encuentra el vicepresidente económico Pedro Solbes. No hace tanto que el vicepresidente hacía unas declaraciones diciendo que el Gobierno no podía hacer más de lo que estaba haciendo para afrontar la crisis, y ahora acaba de suspirar en público por la condición de «ex ministro» de su compañero Fernández Bermejo.

Pedro Solbes no parece ya el hombre capaz y con la fuerza suficiente para abordar el problema de nuestra economía, y eso no significa que no haya sido un ministro competente en el pasado, pero lo que es evidente es que no tiene la fuerza, las ganas, o el ánimo y la capacidad de ofrecer confianza para el presente y el futuro. Y eso es lo que perciben los ciudadanos, por más que al presidente Zapatero no le guste, como les sucede a todos los presidentes, que desde fuera les digan que tienen que remodelar el Gobierno.

Para hacer frente a la situación descrita por Fernández Ordóñez hace falta un hombre con ideas de refresco, con la fuerza y el ánimo para crear confianza, para decir a los ciudadanos la verdad pero ofreciendo un rayo de esperanza. Ya digo que es una pena que el presidente no haya aprovechado la dimisión de Bermejo para remodelar un Gobierno que está abrasado y, precisamente por ello, puede terminar abrasando al propio presidente.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído