Andrés Aberasturi – Un sinvivir


MADRID, 27 (OTR/PRESS)

Definitivamente este es un país raro, raro, raro. Aquí las cosas ocurren al contrario y es como aquella escena inolvidable de una película francesa en la que el reloj de un bar iba hacia atrás y la camarera explica a un atónito cliente: el reloj va bien, quien va al revés es el mundo. Pues eso.

Aquí unos tipos queman hasta treinta veces una «casa del pueblo» y cuando a ellos les medio destrozan una taberna, salen a la calle hechos una furia y llaman fascista al que ha tenido que aguantarles media vida. Es la anécdota puntual, porque el conjunto -se ha dicho muchas veces- es que los demócratas llevan escolta o se exilian y los realmente fascistas, los filoterroristas, se permiten toda clase de lujos privados y públicos.

Aquí hacer uso de la Ley que nos ampara a todos supone la descalificación de nada menos que el presidente del Gobierno. Cuando el PP decide actuar judicialmente contra Garzón, dice Zapatero que no va a consentir que en democracia se «intimide» a un juez. ¡Pero bueno! ¿Acaso poner una querella por prevaricación es intimidar a un juez? Porque si admitimos que una actuación ajustada a Derecho puede resultar intimidatorio, tendremos que convenir que mucho mas intimidatorio puede ser un juez con un sumario secreto nada secreto y «de quita y pon». Aparecer en los papeles sin saber por qué, eso si que intimida y no ser acusado de prevaricación que se sabe lo que es, por qué se acusa y se verá en su momento ante quien corresponda. Pero sin en esta España -camisa blanca pero cada día menos- usar la Ley es intimidar, es que algo no funciona.

Aquí -lo mismo que te digo una co, te digo la o, que contaba Sabina- llega nada menos que un europarlamentarios y dice que el juez (el juez ya se sabe quién es, el juez por excelencia, Garzón) es «un cabrón con pintas». Ahí queda eso, para que luego digan que no tenemos una clase política con clase. Una gran lección de respeto, tolerancia y urbanidad del eurodiputado -y por cierto, periodista- don Luis Herrero.

Aquí cada mañana te desayunas con una nueva historia y cuando aun no has digerido lo de la trama del pijo y el bigotes, te salta la liebre de un alcalde presuntamente corrupto en Andalucía y esta vez del PSOE. Que de un paso al frente alguien decente, por favor. Y hablando del pijo: si todo lo que tiene la Justicia son sus conversaciones telefónicos, me temo que no vamos a llegar lejos porque tengo para mi que el pijín es de los que les pierde la boca y se tira más pegotes que un pintor de gotelé. «A Bárcenas le di mil millones» y se queda tan fresco. Hombre, que mil millones es mucho dar y no se escamotean así, de la noche a la mañana.

Pero esto es lo que hay y uno se va acostumbrando a este sin vivir. Pero no es bueno. Mientras nos entretenemos en todo esto, sigue aumentando la cola del paro, bajando los ingresos y subiendo el número de morosos. Algo convendría hacer mientras jueces, presidentes y eurodiputados se dedican a sus cosas.

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