Fernando Jáuregui – Ari, Ari, Ari, Fulano lehendakari


MADRID, 27 (OTR/PRESS)

Me encuentro recorriendo algunos escenarios electorales en el País Vasco. Es tal la falta de originalidad de las campañas, cuando ya se estaban cerrando a medianoche de este viernes, que hasta los gritos -de imaginación no desbordante, precisamente_son los mismos: «Ari, ari, ari, Patxi lehendakari», dicen los socialistas. «Ari, ari, ari, Antonio Lehendakari», dicen los del PP, en la quimera de llevar a Antonio Basagoiti a Auria Enea. O sea, más de lo mismo. Estuve en Vitoria, en un mítin-almuerzo -más lo primero que lo segundo, claro: no hay gastronomía verdadera en los almuerzos masivos_del PP, con asistencia, una visita casi de médico, porque tenía que volar a Galicia, en doblete forzoso, de Rajoy.

Frío polar en la intervención mariana: el líder de la oposición no logra caldear los ambientes en el País Vasco. Y eso que los mítines se hacen, de la mano de Iñaki Ormazábal, a ritmo de rock, lo que no cuadra mucho con la edad media de los asistentes. No son mucho más jóvenes los del PSE, aunque cierto es que Zapatero suscita más entusiasmos entre sus partidarios que Rajoy entre los suyos. Ni siquiera la bien planificada, estilo Obama (pero en mucho menos, claro), campaña de Ibarretxe levanta pasiones: los vascos van a votar el domingo con un cierto sentamiento fatalista de la vida, y eso que es la primera vez que los proetarras no estarán en el Parlamento. Y eso, también, que el escaño 38, según dónde caiga, puede hacer que cambie casi todo. Porque de una cosa ya no hay dudas: los «populares» darán su apoyo al candidato socialista, si existen posibilidades de que este destrone a Ibarretxe. Unas posibilidades en las que he comprobado que se cree más en Madrid que en Euskadi. Mucho más.

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