Francisco Muro de Iscar – Lo que toca ahora


MADRID, 1 (OTR/PRESS)

Durante meses y especialmente en las últimas semanas no hemos tenido verdaderas campañas electorales sino una lucha de destrucción del adversario con métodos más o menos limpios, con comportamientos mediáticos en la frontera de la ética, con insultos, incluso con acciones al borde de la legalidad, pero hablando poco de programas, de proyectos, de ideas. Incluso de crisis, que es lo más importante que tenemos hoy encima de la mesa. Al final, los políticos estaban «acongojados» por una previsible alta abstención, a pesar de que muchos ciudadanos, demócratas convencidos, irán a las urnas «tapándose la nariz». Deberían analizar las causas. La política española anda con una carencia de liderazgo, de ideas y de debate ideológico verdaderamente preocupante y muy sobrada de malos modos.

Pero lo que está en juego no es la victoria en las urnas, sino lo que viene después. Si se hiciera una encuesta seria o un referéndum, una gran mayoría de españoles apoyaría una reforma de la ley electoral para que gobernara siempre la lista más votada o para que se implantara un sistema como el francés de una segunda vuelta. Así evitaríamos los pactos contra natura y esos partidos que se agarran al sillón para mantener poder -manejar dinero público, colocar correligionarios y «escribir» en el Boletín Oficial- o aquellos otros que mantienen enemigos interiores con tal de no ceder el poder a los adversarios exteriores. Las hipotecas que eso supone y la bicefalia, en otros casos, hacen más daño al sistema que cualquier otra cosa. Ese poder para el ganador real, el que más ha votado el pueblo, no sólo sería más justo sino que impediría muchos casos de corrupción.

Como eso no es posible todavía, porque ninguno de los dos grandes partidos están por la labor, lo que está en juego es la libertad y la economía. La libertad de expresarse libremente y en la lengua que uno quiera; la libertad de la familia para elegir la educación de sus hijos; la libertad para muchos en Euskadi de pasear por la calle sin escolta y de poder llevar a sus hijos a cualquier lugar sin el miedo de un tiro por la espalda; la libertad de opinar, de pensar y de escribir; de rotular sus comercios como quieran; incluso la libertad de no tener que huir de su ciudad o de su pueblo para salvar la vida. Además de libertad, habría que hablar de economía, porque o creamos empleo o no habrá nada que repartir. Sin embargo, ahora habrá que hablar de pacto, de negociación, de transacciones, de intercambio de cromos al precio que sea. Durante la campaña se ha hablado más de corrupción y de despilfarros que de programas. Los ciudadanos han votado. Vamos a ver qué hacen ahora los políticos.

Francisco Muro de Iscar

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