Ni las triquiñuelas de última hora del juez Garzón. Ni el mitin a la desesperada de Zapatero. Nada ha podido eclipsar la sensatez, la moderación y el buen hacer de los gallegos. La cosa estaba clara. Galicia ha hablado alto y claro.
Queremos que nos gobierne un equipo de gente capaz y preparada, donde la austeridad y la moderación en fondo y forma sea el común denominador de todos.
Hace cuatro años se formó un gobierno de pactos que no era lo que las urnas decían. Socialistas y nacionalistas se empeñaron en dibujar una realidad que solo existía en su imaginación. No han sabido aprovechar su oportunidad. La de poner en marcha el Plan Galicia, por ejemplo. Se han dedicado a otros menesteres que no por conocidos, son menos dolosos.
Ayer se rompieron algunos mitos. Como por ejemplo, el de que la alta participación beneficia al PSOE. Más de un 70% de gallegos acudieron a las urnas para decirle a Zapatero que no queremos seguir en este plan de despilfarro, de falta de directrices contra la crisis.
Es el primer revés que sufre también, el presidente del Gobierno, que ni siquiera compareció anoche para hablar de los resultados.
“Si votáis a Emilio, es como si me votáis a mi”. Efectivamente, puede ser que así haya sido. Los gallegos somos una pequeña avanzadilla de lo que será dentro de unos años.
¡Aviso para navegantes¡ ¡Qué se lo cuenten a algunos entendidos en yates!
¡Enhorabuena, Alberto! ¡Enhorabuena, populares!
