Fermín Bocos – Un «tal López» en Ajuria Enea.


MADRID, 3 (OTR/PRESS)

Es comprensible que Mariano Rajoy quiera convertir la victoria de Feijóo en Galicia en su Covadonga particular para, desde ahí, iniciar la Reconquista de La Moncloa para el PP, pero dónde realmente se juega el gran juego de la política es en el País Vasco. Allí, el pasado domingo, los ciudadanos de esta próspera pero atormentada comunidad decidieron cambiar de guión. Por primera vez en treinta años -toda una generación-, las combinaciones parlamentarias permiten desalojar al nacionalismo del poder. Hablo de desalojo, porque durante estos años, el PNV, más que gobernar lo que ha hecho ha sido ocupar el poder copando todas las áreas de decisión dentro y fuera de las instituciones: desde las cajas de ahorro a los medios públicos de comunicación. Pero las cosas han cambiado.

Patxi López puede ser «lehendakari» si se deja apoyar por el PP. Ese apoyo enajenaría a Zapatero el respaldo parlamentario del PNV en el Congreso, pero haría que en el País Vasco germinara, por primera vez en treinta años, una esperanza de libertad sin exclusiones, de igualdad real de oportunidades ante la vida para quienes son nacionalistas y para quienes no lo son. Con López en la «Lehendakaritza» -un «tal López» en Ajuria Enea ¡Cielos, qué diría Arzallus¡-, llegaría a su fin la anomalía histórica que ha supuesto aceptar como premisa que en Euskadi, en primer lugar estaba el nacionalismo y, después, todo lo demás. No es López, es Zapatero, quien se la juega en el envite. Tengo para mí que los votantes del PSOE no entenderían que ZP colocara por delante sus intereses de político a los intereses del conjunto de los españoles. Pronto saldremos de dudas.

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