Consuelo Sánchez-Vicente – La filosofía del raca-raca


MADRID, 4 (OTR/PRESS)

Creo que se le está yendo la mano al presidente del PNV, Iñigo Urkullu, en las críticas a los pactos que pretende poner en marcha el socialista Patxi López para que Euskadi tenga por primera en lo que llevamos de democracia un gobierno que no sea del PNV. Se dice pronto que los vascos y vascas menores de treinta años no han conocido otro partido en el poder que el de Urkullu e Ibarretxe, pero así. Y resulta increíble que además de no parecerles bastante o morderse un poquito la lengua, lleven su sentido patrimonialista del ejercicio del poder a tachar de «irresponsabilidad» y «golpe institucional», como acaba de hacer Urkullu, un posible acuerdo entre el PSOE y el PP.

Los defensores de la teoría de «las dos almas del PNV» suelen hacer distingos entre los presuntamente más montaraces, partidarios del soberanismo a ultranza, y los más cosmopolitas y dialogantes, y a Urkullu se le suele encuadrar entre los segundos para distinguirle en positivo de «los ibarretxes». No digo yo que no haya sido esta la apariencia en estos treinta años, o el juego de manos peneuvista para confundir al espectador español y pescar a los dos lados de la muga, en el semillero radicalmente nacionalista y en el vasquista más templado. Pero, llegada la hora del llanto y el crujir de dientes, ante la posibilidad real de dejar de pisar la confortable moqueta del poder y pasar a la oposición, el moderno Urkullu ha dado en deslegitimar cualquier opción que no pase porque el PNV siga en el machito en términos perfectamente homologables con la filosofía del raca-raca. Cualquier pacto de gobierno en el que no estén ellos, llevará «indefectiblemente», según Urkullu, a gobernar Euskadi desde el «frentismo, o a la parálisis institucional». Solo*. porque no están ellos

¡No te acerques que me tiznas, dijo la sartén al cazo!; quien fue a hablar, dan ganas de decir, ¿no? Pero dos errores no hacen un acierto. Que un partido viaje del poder a la oposición es tan normal en democracia como lo contrario, eso es la alternancia, que entre sus muchas virtudes cuenta con la muy deseable de airear el colchón. El olor a «humanidad» que se escapa por las rendijas de los partidos que se eternizan en el poder casi tira de espaldas allá donde ocurre, da igual el partido, el PNV en Euskadi, el PSOE en Andalucía, Extremadura y Castilla La Mancha* y antes la Cataluña de Ciu, y el PP pre Touriño de Galicia. Cosas de la condición humana. Pero el remedio está inventado. Se llama alternancia, sanea la herrumbre del sistema y el médico son los votos de la gente en las urnas.

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