Cayetano González – Siempre en el recuerdo.


MADRID, 9 (OTR/PRESS)

Este miércoles se cumplirán cinco años del brutal atentado terrorista cometido el 11 de marzo del 2004 contra varios trenes de cercanías que se dirigían a la estación de Atocha en Madrid. Dicho atentado, el mayor de nuestra historia, costó la vida a 192 personas y resultaron heridas cerca de 2.000 más. Los españoles nunca olvidaremos aquellos angustiosos momentos que comenzaron muy temprano -la primera bomba explotó a las 7,37 de la mañana- y que fueron «in crescendo» a medida que en los minutos siguientes siguieron explotando más bombas y, sobre todo, por el aumento, hora a hora, del número de personas muertas.

El primer pensamiento en este nuevo aniversario de aquella masacre tiene que ser el de mostrar una vez más toda la solidaridad y afecto a las víctimas de la misma. A los familiares de los muertos y a las personas que logrando salvar su vida, todavía tienen importantes secuelas físicas o psíquicas. De cualquier atentado terrorista, las víctimas del mismo son la expresión más dura y más plástica de la sinrazón de la barbarie, del dolor y del destrozo que causa la violencia.

Un atentado que ya nadie duda cambió el rumbo de la historia reciente de nuestro País. Cometido a sólo tres días de una jornada electoral, el impacto que produjo en la opinión pública, unida a una pésima gestión por parte del Gobierno de la crisis sobrevenida, hizo que un número importante de ciudadanos o bien modificara a última hora el sentido de su voto o se decidiera a acudir a las urnas cuando antes del atentado no pensaba hacerlo. El hecho cierto es que el 14 de marzo del 2004 el PSOE ganó las elecciones de una forma un tanto sorpresiva -si nos atenemos a lo que decían todas las encuestas- y Zapatero fue elegido presidente del Gobierno.

El juicio celebrado contra los supuestos autores del atentado y la consiguiente sentencia dictada por el Tribunal en octubre del 2007 zanjó sólo en parte todo el debate social y mediático en torno a quien estaba detrás del mismo. En un Estado de Derecho hay que aceptar y atenerse a lo que dictan los Tribunales y el atentado del 11-M no puede ni debe de ser una excepción. Pero lo cierto es que todavía persisten muchas dudas por resolver en torno, fundamentalmente, a quien organizó y planificó la comisión de este atentado terrorista que como indicaba anteriormente tuvo una incidencia clara en el proceso electoral.

Estas dudas sobre lo que ha venido en llamarse la «autoría intelectual» no han quedado resueltas por la sentencia dictada por el Tribunal que presidió el juez Javier Gómez Bermúdez. Ese cierto sentimiento de frustración por no saber del todo quién ideó y quién estuvo detrás del atentado que tienen la inmensa mayoría de las víctimas del mismo es compartido en buena medida por muchos ciudadanos. Pero de momento no queda otra opción que aceptar lo que está probado y sentenciado y esperar que algún día se pueda llegar a saber toda la verdad.

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