José Cavero(2) – Tregua hasta junio


MADRID, 8 (OTR/PRESS)

Las negociaciones para la formación de Gobierno en Euskadi, donde es muy probable la colaboración de socialistas y populares, es seguro que relajará durante un tiempo la relación de los dos grandes partidos, pero será un tiempo breve: En primer lugar, porque el PSOE presiona para que el PP depure sus propias responsabilidades por los casos de corrupción interna, el Caso Gürtel-Correa, y por las escuchas entre los dirigentes del PP madrileño, que se han visto estos últimos días de manera muy escasamente diligente en la asamblea de Madrid. Esperanza Aguirre emplea todos sus poderes, que son muchos, para demostrar que nada hay que corregir a su alrededor, por mucho que se esté apuntando desde hace algunos meses a los personajes Ignacio González y Francisco Granados.

Y si estas corrupciones lo permiten alguna vez, de nuevo se recordará que estamos en tiempo electoral, y que las elecciones para renovar el Parlamento Europeo fuerzan a otro enfrentamiento Zapatero-Rajoy, posiblemente tan áspero como el que se produjo en las campañas recientes de Euskadi y Galicia. En éstas, como es bien sabido, hubo vencedores y vencidos más o menos claros: Rajoy y Feijoo se apuntaron un buen tanto con la recuperación de Galicia para el PP. El PSOE quiere compensar esa pérdida con su instalación en el Gobierno de Euskadi, especialmente traumática y lacerante para el PNV.

En el PP hay, por consiguiente, una cierta tregua interna: todos han cedido al trabajo desarrollado por Rajoy sobre todo en Galicia, y empieza a olvidarse la pérdida de dos escaños en el PP vasco, por la sustitución de María San Gil por Antonio Basagoiti. Ya nadie recuerda los planteamientos mucho más radicales de la exmilitante popular, ni siquiera de su principal apoyo, Mayor Oreja que brillaron por su ausencia durante la campaña vasca, y sin los cuales pudo superarse aquel combate electoral.

Ahora, incluso Esperanza Aguirre ha tenido que inclinarse ante el liderazgo de Rajoy, han callado los restantes barones del partido, y es seguro que Rodrigo Rato, que reapareció fugazmente en el proceso electoral vasco, volverá a sus negocios y trabajos bancarios. Pero las dos figuras que, de algún modo, pudiera competir con Rajoy, por contar con grandes apoyos territoriales, Aguirre y Camps, se encuentran ahora mismo en delicada situación por sí mismos o por sus hombres de mayor confianza.

Ahora, Rajoy debiera demostrar su liderazgo cuando se trate de depurar a los tiznados por corrupciones y corruptelas interiores, y en esta materia, se están comprobando muy distintos tratamientos desde la dirección del PP: Unos presuntos implicados han sido fulminantemente destituidos, «en horas veinticuatro», con la excusa de que así se defenderán mejor, y otros están siendo mantenidos en sus cargos porque la confianza del partido en su gestión y trayectoria parece haberles dado patente de perfecta y permanente inocencia. Pero ha sucedido a menudo en el partido: Los inocentes a cualquier precio, y los que pueden caer bajo sospecha, o hay elementos de juicio que los hacen definitivamente indefendibles.

José Cavero

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