Consuelo Sánchez-Vicente – Cinco años de soledad.


MADRID, 11 (OTR/PRESS)

Mira que hay días para iniciar un boicot y ausentarse de un acto en señal de protesta política, pero el PSOE de Madrid ha tenido que escoger justamente el homenaje institucional de la Comunidad de Madrid a las víctimas del mayor atentado terrorista que ha tenido lugar en Europa, el quinto aniversario de la matanza del 11-M, para inaugurar el boicot que han anunciado a cualquier acto que presida la presidenta Esperanza Aguirre, por cerrar en falso, a su entender, la Comisión de los espías del PP. Acto institucional, repito, de la Comunidad de Madrid en memoria de las 192 muertos y los más de 2000 heridos del 11-M.; no de Esperanza Aguirre. Es decir, de la institución democrática que representa todas las emociones que ese día aciago se agolparon en el pecho de los madrileños y de quienes se encontraban en la capital de España, no de la líder política popular que preside la CAM de forma eventual. ¡Y aun dicen que el desplante no era a las víctimas sino que no querían actuar como «comparsas» de la presidenta madrileña!

Mira que tiene días el año, y ha tenido que ser* ayer. Por los corrillos de la capital corre la broma de que en el PSOE de Madrid hace tiempo que se echa de menos un soplo de vida inteligente, pero lo de de ayer es aun más torpe – ya que de compasión parece ocioso hablarle a algunos – de lo que en mi opinión cabría esperar incluso del más lerdo. ¿Y Zapatero, qué? Ni está, ni se le espera. Ya no. Los supervivientes y los familiares de las víctimas del 11-M han dejado constancia en este quinto aniversario del abandono en el que se encuentran, tan «institucional» que por primera vez en cinco años – en solo cinco años – el gobierno de la Nación, o sea de todos, no ha organizado ningún acto en memoria de los muertos ni para que pudieran volver a encontrarse y a abrazarse aunque solo sea un día, sus deudos

Pilar Manjón, tan desengañada que duele oírla, lo ha dicho muy clarito: después de «tirarse unos a otros los muertos a los pies», les han dado la espalda. Se volvieron molestos. Dicen sentirse solos y yo creo que lo están. Cuando se apagaron los focos de las «fotos oportunity», sencillamente, las víctimas del 11-M dejaron de ser políticamente fotogénicas. Nada nuevo: que les pregunten a las víctimas de ETA. Me cuento entre quienes piensan que el duelo debe durar un tiempo y no siempre, que hay que dejar marchar a las personas que amamos y seguir viviendo. La esperanza es el más fuerte de los sentimientos humanos. Pero, como a muchos, a mi también me ha parecido este quinto aniversario del 11-M muy frio. Casi como el corazón de algunos políticos.

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