José Cavero – 11-M, cinco años después.


MADRID, 11 (OTR/PRESS)

Cinco años después del mayor atentado del que hay memoria en todo el Continente europeo, las sirenas siguen sonando en los oídos de muchos ciudadanos, que desde primera hora de la mañana ya permanecieron «enganchados» al drama de los trenes de cercanías de Madrid. Las estaciones de Atocha, Santa Eugenia y El Pozo eran un tanatorio y las calles un dolor generalizado. Luego, llegó el tiempo de la búsqueda de responsabilidades: ¿ETA, islamistas fanáticos? Las tesis iniciales se modificaron pronto, pese a algunas resistencias y propósitos políticos. Estaba muy cercana la fecha electoral, se argumentaba: un atentado de ETA sería normal y hasta «asumible», pero nadie entendería que unos fanáticos sin organización ni medios pudieran poner en marcha y producir tan dramática masacre.

Fueron unas cuantas horas de intensísimo dramatismo, que cada cual recuerda desde su particular lugar de actuación. Pero un lustro más tarde algunas lecciones sí parece seguro que serán inolvidables y, entre ellas, la solidaridad de los ciudadanos con las víctimas de aquella matanza indiscriminada contra viajeros tempraneros adormilados o la exigencia de que los políticos se apresten a dar a los ciudadanos la información más cabal y más urgente. El recuerdo hace que la imagen de Acebes y Aznar quede malparada en aquellas horas.

Pero al cabo del tiempo lo importante es conocer si quedan muchos cabos sueltos o si cabe esperar que alguna vez se llegue a saber todo, sobre las circunstancias de aquellas 191 víctimas mortales, 1.841 heridos, cientos de familias destrozadas… Es probable que no. Es seguro que muchos ciudadanos desconectaron de aquella materia dolorosa una vez que se produjo el juicio y la sentencia, sabedores de que los terroristas o se suicidaron o penan largas condenas en la cárcel. Queda, eso sí, el temor recóndito de que aquellos sucesos pudieran tener repetición, aunque las encuestas nos aseguren que ya subestimamos ese riesgo. La retirada de tropas españolas de Irak, según estos estudios de opinión, aplacó la inquietud ciudadana, por más que los expertos avisen de que el peligro persiste.

No es menos cierto que la preocupación por esa eventualidad está muchísimo más viva en los servicios secretos españoles, europeos, asiáticos y de EE.UU., todos en lucha contra grupos yihadistas. En España están siendo detenidos docenas de islamistas, al menos sospechosos de poder querer montar otra tragedia. A nadie pasan inadvertidos los comunicados de la gente de Bin Laden, que sigue reclamando la histórica Andalus… Todavía queda alguna factura por pagar. Parece que la burocracia sigue dando la espalda a los familiares de las víctimas y que el Estado aún niega determinadas pensiones extraordinarias a pacientes de los fallecidos en aquel ataque terrorista.

El quinto aniversario ha tenido un episodio chusco y poco modélico por parte de los políticos madrileños. El homenaje que se preparaba en Atocha no ha contado con la presencia de la izquierda, socialistas e IU, por causa del enfado que ha propiciado el carpetazo que se dio este martes en la Asamblea Regional a la insuficiente investigación sobre seguimientos y espías en la Comunidad de Madrid. La dirección general socialista ha anunciado que no acudirá, en adelante, a actividades organizadas por el Gobierno de Aguirre. El desplante es probable que esté justificado, pero no es razonable que «paguen» las víctimas del 11-M… Los ciudadanos de a pie, ellos sí, no olvidan la matanza.

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