MADRID, 16 (OTR/PRESS)
La cumbre de dirigentes del PP (Junta Directiva), con la significativa ausencia del valenciano Francisco Camps, fue una nueva ocasión de forzar la unidad aparente del partido en torno a Rajoy. Había un motivo feliz bien descrito por el líder: «Hemos recuperado Galicia, somos decisivos en el País Vasco y condicionaremos la gobernabilidad del Estado».
Correcto. Pero también está la cara B del disco. La sombra de la corrupción pública planea sobre el PP. Precisemos. No sobre todo su tejido organizativo, salvo que Rajoy la haga extensiva a todo el partido. Y lo logrará si no se distancia de los dos escándalos que afectan a dirigentes regionales o cargos públicos muy concretos (Espionaje en Madrid, caso Correa en Madrid y Valencia). No parece que la dirección nacional haya optado por distanciarse, después de escuchar al jefe este lunes, ante la primera Junta Directiva celebrada tras las elecciones vascas y gallegas del 1 de marzo.
Del discurso llama la atención la persistencia en la caza decretada por el PP contra el juez Garzón, a pesar de que, hasta ahora, ni el fiscal, ni el Consejo General del Poder Judicial, ni el Tribunal Supremo han dado la razón en sus diferentes alegatos: inquina, prevaricación, inhibición, freno a la investigación, filtraciones del sumario, etc. Pero el PP insiste. Ahora Trillo vuelve a la carga por supuestas violaciones del secreto sumarial y por utilizar a un sastre indiscreto para desprestigiar al PP.
Eso sí, en la misma tacada se pide con mucha seriedad la presunción de inocencia para Camps y otros. «Son inocentes mientras no se demuestre lo contrario», dicen Rajoy, Trillo, Aguirre y otros a caro. Hombre, no estaría mal que se aplicase el mismo principio, al menos en su espíritu, al titular del Juzgado número 5 de la Audiencia Nacional, al que ya se ha acusado de todo. Por supuesto, también de prevaricador, lo más grave que se puede decir de un juez, sobre todo sin haber esperado a que el Tribunal Supremo lo demostrase.
Y entre col y col, una perla de Basagoiti. El líder del PP vasco, tan digno de aplauso por muchas razones, ha tenido una osada ocurrencia verbal al referirse a sus negociaciones con los socialistas para llevar a Patxi López a la Lehendakaritza. Ha dicho Basagoiti que él no quiere «audis», en alusión al polémico coche oficial del aún presidente de la Xunta de Galicia, el socialista Pérez Touriño. Se lo ha puesto a huevo a sus adversarios, que son los mismos adversarios de Rajoy, Camps, Aguirre* Tal vez alguien le replicará que si hablamos de «audis» también podemos hablar de «jaguares», de «trajes a medida» y otros «pagos en especies».
Es preferible, y más sano, el Basagoiti que comparó a los dirigentes del PP que se juegan la vida en el País vasco, como él, con los dirigentes del PP que se forran mediante la utilización de unas siglas honorables.