Consuelo Sánchez-Vicente – La araña


MADRID, 19 (OTR/PRESS)

Desde el núcleo de la crisis, la araña de la desconfianza sigue tejiendo su tela sin que nada parezca capaz de pararla. La impresión de que el gobierno – nuestro gobierno, el de todos – no existe se extiende. En una situación de destrucción de empleo como la que atravesamos los españoles, de más del doble que la media comunitaria, yo creo que no hay medida que asuste más a la economía y a la gente que un gobierno que no haga lo que hay que hacer por temor a resultar impopular. Pero mientras el vicepresidente económico del gobierno Solbes parece dormido, su jefe y presidente del ejecutivo Rodríguez Zapatero sigue empeñado en que la realidad coincida con sus deseos

La situación de la economía europea es «terrorífica» y la de España más –le ha dicho a Zapatero en la cara la semana pasada el Nobel Krugman con todas las letras–. ¿Y cual ha sido la respuesta de nuestro presidente? Que sí es verdad que la cosa pinta brava pero que los españoles estamos en mejores condiciones que los demás para hacerles frente. Y no es verdad, lo estamos viendo. Si es cierto que un día España creaba dos de cada tres empleos de la UE, lo que hoy creamos es uno de cada dos parados. Las pymes son el sistema nervioso del cuerpo social del país, pero como denuncian los autónomos, el cierre de las pequeñas y medianas empresas españolas rivaliza con el número de parados, y las engorda. Los españoles vamos a más de siete mil parados al día, y creciendo, porque esas pequeñas y medianas empresas son las que crean cerca del ochenta por cien del empleo en nuestro país y se están viendo abocadas al cierre por miles por falta de «capital circulante». De crédito. Por ese sumidero, ¿saben lo que se nos está yendo? La clase media

La maquinaria de la economía es como los trasatlánticos, tarda en pararse cuando le echas el freno pero cuando se para tarda todavía más en volver a la velocidad de crucero. La falta de reformas estructurales para modernizar y diversificar nuestro sistema productivo y reformar nuestro mercado laboral está ahondando los perfiles netamente españoles de la crisis; pero lo verdaderamente peligroso es que esta crisis: que todavía aun es eminentemente económica, siga amontonando a paladas parados, y derive en crisis social. Aun estamos a tiempo de impedirlo, pero cada día menos a tiempo. ¿Cuánto más aguantará la gente leyendo en la cola del paro las noticias de la corrupción política, mientras el gobierno elude su responsabilidad de gobernar? Yo creo que ni los seis meses que le dio el miércoles Rajoy a Zapatero; a esto es a lo que me refiero.

Consuelo Sánchez-Vicente

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