MADRID, 20 (OTR/PRESS)
Estamos aviados con la alianza político-religiosa entre el PP y la Conferencia Episcopal. Mientras que todos los Gobiernos, incluido el español, se desgañitan en la guerra contra la crisis económica y sus peores consecuencias, ellos siguen enfangados en las causas menos nobles y más estrambóticas, como la nueva y ridícula campaña anti aborto, un cuarto de siglo después de haberse celebrado el gran debate nacional, o los otros en el ataque rabioso contra todos como manera de defenderse de las graves acusaciones de corrupción de toda laya que les corroe. Todo ello mientras que, por ejemplo, el Gobierno anuncia su positiva y elogiable decisión de retirar de Kosovo a nuestras tropas antes del verano, en coherencia con el no reconocimiento de la independencia de esa provincia serbia. O mientras que el Gobierno y los sindicatos participaban en Bruselas en la cumbre social, para promover el diálogo y buscar caminos de solución al problema del desempleo, que para nosotros es el más grave derivado de la crisis económica. ¿Qué aportan los dirigentes episcopales y peperos para esa lucha?
Pues Rajoy aporta su presencia y sus saltitos en el balcón creo que del Ayuntamiento valenciano, como su gran esfuerzo contra la crisis. Y su apoyo caluroso a Camps y otros señalados por fiscales y jueces como presuntos autores de comportamientos corruptos y de espionaje, gentes todas ellas que desde luego no sufren nada como consecuencia de la crisis económica. Absolutamente nada, por lo que al menos se les debería exigir a todos una mínima solidaridad con los que sufren esa crisis, la mayoría de los españoles. Otros del PP, como la presidenta madrileña, gastan sus energías en empresas como cercenar la comisión investigadora del espionaje o defenderse de oscuras historias sobre recalificaciones al borde del AVE en tiempos del Gobierno de Aznar. Más ayudas a la solución de la crisis. Y enseguida se enfangan en la preparación de las elecciones europeas de junio, con la falsa carrerilla del único diputado ganado en Galicia y de los dos perdidos en Euskadi. Que Dios nos ampare.
