Antonio Casado – Tarde y mal.


MADRID, 23 (OTR/PRESS)

A pesar de los esfuerzos de Chacón y Moratinos por negar la descoordinación en el seno del Gobierno, el mal ya está hecho. Lo que en principio era el reconocimiento tardío de un error (España debió haberse ido de Kosovo cuando esta provincia de Serbia se convirtió en Estado independiente) se ha convertido en un paradigma de cómo hacer las cosas de la peor manera posible en materia de política internacional.

España impugnó la segregación de Kosovo hace un año. Pero durante un año se ha dedicado a apuntalarla con su participación militar en la KAFOR, que es una misión de la OTAN para estabilizar la región, no para apadrinar el nacimiento y consolidación de un Estado. Carecía de sentido nuestra presencia militar después del cambio en el guión original. Por eso hemos de valorar la decisión de irnos de allí como el reconocimiento tardío del error cometido hace un año.

Sin embargo, la escenificación de la medida, con lamentables y clamorosas evidencias de descoordinación interna y externa, se ha hecho rematadamente mal. Al error de haber sido incoherentes durante un año hemos de sumar los múltiples errores cometidos tras el anuncio de la espantada. Y la misma forma de anunciarla, sin consulta previa, sin comunicación parlamentaria, sin cálculo previo de sus efectos y dejando en ayunas a una parte del Gobierno, incluidos el ministro de Asuntos Exteriores y nuestros embajadores en Washington y en la OTAN.

Y para colmo, la rectificación. O, al menos, la apariencia de rectificación. Casi peor. Si cuando lo anunció la ministra Chacón eran seis meses para la retirada de nuestras tropas, con comunicación de cinco minutos antes al secretario general de la OTAN, ahora es negociable el plazo para una retirada gradual y, por supuesto, en consulta permanente con los aliados. Por no entrar en un eventual cambio de cromos -paso atrás en Kosovo, paso adelante en Afganistán-, como una forma de recomponer la figura después de hacer un ridículo internacional.

Nos pueden colgar el estigma de Estado poco fiable, aunque yo creo que nos deberían colgar a la espalda el típico monigote del Día de los Inocentes. La espantada de Kosovo, tal y como se ha escenificado, me recuerda a la jugada tonta de la jornada de liga, como el gol en propia meta o el balonazo en las joyas familiares del árbitro.

Se entiende la cuestión de fondo: acabar con el contradictorio apoyo a la consolidación de un Estado no reconocido por España. Se hace tarde, pero se entiende. En cambio cometemos errores de forma a manos llenas. Y ya sabemos que la forma es el manto honorable de los buenos gobernantes y el idioma oficial de las relaciones internacionales. Ahí nos han pillado.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído