Carlos Carnicero – El dilema de Zapatero.


MADRID, 27 (OTR/PRESS)

La sesión parlamentaria que acabó siendo un análisis de la gestión del Gobierno sobre Kosovo evidenció la terrible soledad parlamentaria del presidente y sus dificultades para encontrar un impulso político que le permita llegar a las elecciones europeas en condiciones de obtener un resultado digno. Es cierto que las europeas son unas elecciones que se olvidan pronto, pero no cuando es un peldaño más en la tendencia a la baja de un Gobierno que parece agotado.

La catastrófica gestión de la salida de las tropas españolas de Kosovo tiene efectos secundarios en la agenda de Zapatero.

Estaba escrito un guión en el que la proximidad a Barack Obama podría haber ungido al presidente de un cierto halo de recuperación, contado para ello con la reunión de la cumbre de la OTAN (sesenta aniversario de su fundación), la reunión del G-20 y la posible incorporación del presidente de Estados Unidos a la reunión de la Alianza de Civilizaciones.

Todo un bagaje de marketing al lado de Obama, el hombre talismán de moda, para compensar el desgaste interno promovido por la crisis y la parálisis de Gobierno con una proyección exterior de una España reubicada internacionalmente. En ese sentido, la torpeza del anuncio de la retirada de Kosovo puede llegar a anular toda una estrategia de recuperación de la iniciativa política.

El Gobierno está tan desgastado que puede decirse que sólo existe para los contratiempos. El dilema de Zapatero es aguantar como se pueda con el equipo actual hasta después de las elecciones europeas, lo que le vaticina una campaña difícil y unos resultados complicados, o hacer una crisis ahora quemando las naves para el día después de las europeas. Pero la disyuntiva de Zapatero tiene una dimensión todavía más profunda: ¿tiene banquillo para un recambio potente de Gobierno?

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