Fermín Bocos – El tesorero del César.


MADRID, 1 (OTR/PRESS)

Mariano Rajoy tiene un problema. Se apellida Bárcenas y es el tesorero del Partido Popular. Toda España conoce ya el auto del juez Garzón en el que Bárcenas -que es senador por Cantabria- aparece como imputado en una tríada de delitos relacionados con el supuesto cobro de comisiones de la trama ideada por el empresario Francisco Correa. El mencionado auto detalla la cuantía y circunstancias en las que Bárcenas habría cobrado de la trama cuya principal actividad conocida era la organización de los eventos del PP.

Bárcenas anuncia una querella contra el juez Garzón -haciendo como que no sabe que el auto del juez está basado en los datos aportados por la policía- y, de momento, Rajoy calla. Y ahí, en el silencio del presidente del PP, es en dónde, a mi juicio, está fraguándose el gran error que puede cometer el líder conservador. Por qué mantener en su sitio al tesorero sobre quien penden tan graves, directas y documentadas acusaciones, en términos políticos, puede dar pie a todo tipo de sospechas acerca del conocimiento que pudieran tener en la cúpula del partido sobre las andanzas de este senador a quien, por cierto, apenas le han visto el pelo por Cantabria.

El partido que, con razón, exigió responsabilidades políticas al PSOE por el caso Filesa no puede seguir mirando hacia otra parte cuando tiene a su tesorero (el senador Bárcenas) y a un eurodiputado (Galeote) imputados por recibir dinero de una trama ideada para hacer millones cobrando comisiones. Rajoy debe apartar a Bárcenas. El tesorero del César, además de ser honrado, debe parecerlo. En política, las cosas funcionan así.

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