Antonio Casado – La gira de Zapatero.


MADRID, 3 (OTR/PRESS)

Continúa la gira europea de Zapatero, estratégicamente valorada en Moncloa en función de su acercamiento al nuevo presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, quien, junto al presidente español, son los dos únicos líderes que coincidirán en todos los eventos encadenados desde la mitad de esta semana hasta el comienzo de la siguiente. Es decir, desde la cumbre del G-20 en Londres hasta la Alianza de Civilizaciones en Estambul, pasando por el Consejo Atlántico en Estrasburgo-Kelh y la cumbre bilateral UE-EE UU en Praga.

Seis días de gira continuada, con algún paréntesis, como el del viernes para presidir el Consejo de Ministros, y vuelta al avión. Que aproveche la gira para hacerse el encontradizo con el flamante y carismático presidente norteamericano es lógico. Siempre que esa pretensión, entre la política y la demoscopia, no le distraiga de las tareas exigidas por las citas institucionales de estos días. No parece.

Veamos. En el G-20, donde estuvimos pendientes de si habría o no foto con Obama en la recepción de la Reina o en la cena de Downing Street, fuimos testigos y ya es bastante. El peso de España en la gran cita de los poderosos y los emergentes (85 por ciento del PIB mundial) alcanzó para estar, no para influir. Suficiente. En Estrasburgo y Kelh (Consejo Atlántico), supimos de nuestra aportación suplementaria en Afganistán, donde se localiza el nuevo paradigma de la OTAN (el terrorismo internacional, como supuesto máximo de amenaza contra la paz y la seguridad en el mundo). En la bilateral Europa-Estados Unidos, Zapatero y Moratinos llevarán la voz cantante en el asunto de Oriente Medio. Y, en fin, en la Alianza de Civilizaciones somos copatrocinadores, junto a Turquía y la ONU.

O sea, que España hace sus deberes. Lo cual no impide que cada una de estas escalas en la cargada agenda exterior de Zapatero forme parte de una misma secuencia. Además de todo lo dicho, la secuencia pretende la reinserción de España en los planes de la Casa Blanca. En Londres ya hubo contactos fugaces, y puede haberlos también en la cumbre de la OTAN, pero el encuentro propiamente dicho se producirá este fin de semana en Praga, con motivo de la bilateral europea-norteamericana.

Es lógico. España tiene necesidad de recomponer sus relaciones con los Estados Unidos después de la etapa de distanciamiento que se produjo tras la caída del Gobierno del PP, que había puesto todos los huevos de la política exterior en la misma cesta norteamericana, y el advenimiento del Gobierno Zapatero, que se estrenó con la sonada retirada de nuestras tropas en Irak.

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