José Cavero – Las urgentes reuniones de Elena Salgado


MADRID, 11 (OTR/PRESS)

Todavía muchos nos preguntamos la razón última, o las distintas razones por las que el presidente Zapatero decidió designar a Elena Salgado para la vicepresidencia económica y ministra de Hacienda y Economía, en lugar de Pedro Solbes. Desde luego, Salgado está lejos de tener la autoridad económica, en España y en la Unión Europea, que Solbes ha tenido en materia económica durante decenios. Eso no se improvisa. No le llega ni de lejos. Nadie conoce autoridad «intelectual» a Salgado frente a Solbes, ciertamente, ni mucho menos sus propios compañeros de materia económica.

Elena Salgado no aparecía en ninguna quiniela de eventuales sucesores de Solbes, donde sí aparecían Vegara, Fernández Ordóñez, u Ontiveros… En esa lista de eventuales y probables nunca nadie se le hubiera ocurrido colocar a Elena Salgado. ¿Cómo, pues, pudo haber sucedido la designación?. Alguna vez, acaso, sabremos si fue resultado de alguna conversación directa entre Salgado y Zapatero, o si este último vino observando la tenacidad y perseverancia de Salgado en cuantas materias abordó, y su disposición a afrontar, con el mayor entusiasmo y dedicación, a las tareas más difíciles.

No es improbable que en el comienzo de la decisión del presidente pesara la tarea que Salgado realizó para poner en marcha, como ministra de Administraciones públicas, el plan municipal de los ocho mil millones, por cuya virtud se confía en crear doscientos o trescientos mil empleos a cortísimo plazo, posiblemente a lo largo de este mes de abril… En todo caso, a Zapatero hubo de convencerle esa disposición y empuje de Salgado frente a un cierto pasotismo del que venía haciendo gala «el viejo maestro Solbes», de vuelta de casi todo, y escasamente convencido de sus propias recetas contra la crisis.

Para Solbes, todo se había intentado, y daba la impresión de que sólo una solución global podría desencadenar el comienzo del final de la crisis española. No había milagro al que recurrir, porque sencillamente la crisis resultaba desbordante, de mayores dimensiones de la que nadie hubiera imaginado y nada abordable para un Gobierno y un ministro. Solbes, muy a menudo, pareció que había arrojado la toalla, y que se había resignado: Cuando llegue el final de la crisis a Estados Unidos, podremos empezar a suponer que está a punto de llegarnos a nosotros la mejoría previsible, parecía pensar el veterano ex ministro, deseoso de llegar a esa condición de no levantarse cada mañana con la misma o mayor preocupación que el día anterior por el número creciente de parados y por los números y previsiones siempre en fase de empeoramiento…

De algún modo, entre Salgado y Solbes se vino a producir la situación contrapuesta de la voluntad, el «podemos», o la actitud de quien ya ha recurrido a casi todo lo que está en sus manos, y sólo puede proclamar que «no es posible» hacer más, que todo se ha intentado, y este «cuerpo no reacciona a nada»… De manera que sí es probable que terminara por convencer al jefe del Gobierno esa actitud de la entonces ministra, y ya vicepresidenta segunda y ministra de Economía y Hacienda, Elena Salgado, decidida a apurar las fórmulas ya puestas en práctica y a exprimir hasta el último fruto de los dineros públicos. De ahí esa actividad urgente e incansable de Salgado: reuniones con cada colega, para ver qué más se puede hacer, cómo poner en valor cada renglón del gasto público, como urgir respuestas de cada euro que ingrese el Estado…

La vicepresidenta, que ayer, viernes santo, se reunió con José Blanco, se reunió esta mañana de sábado con la ministra de Defensa, Carme Chacón, y posteriormente lo hará con el vicepresidente tercero y ministro de Política Territorial, Manuel Chaves, y con el titular de Industria, Miguel Sebastián, para coordinar las actuaciones entre los diferentes ministerios. No hay tiempo que perder, y con toda probabilidad, comprobaremos que «las manos muertas» en muchos ministerios empiezan a revivir y actuar… Se explica que toda esta serie de encuentros se enmarcan en la ronda de contactos que la nueva vicepresidenta y ministra está manteniendo con el resto de representantes del Gobierno con el objetivo de abordar diferentes asuntos, entre ellos, la crisis económica y cómo afrontarla y salir de ella con la mayor urgencia.

JOSE CAVERO

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