Antonio Casado – En nombre de la patria vasca


MADRID, 13 (OTR/PRESS)

Las recientes celebraciones del llamado Día de la Patria Vasca (Aberri Eguna) han escenificado de nuevo las dos formas de entender el nacionalismo. Por las buenas y por las malas. Dos vías para conseguir la segregación de España, o al menos para cultivar la esperanza de conseguirlo algún día. Pero en los modos de ser nacionalista, hay un componente conminatorio respecto al enemigo común: el «españolismo», en jerga propia.

Todo esto viene a cuento de lo visto y oído durante la jornada del pasado domingo de Resurrección, que también es la pascua nacionalista en el imaginario de Sabino Arana (Tal cual se instaló en el calendario para los restos, desde el momento fundacional, en el tardoromanticismo de finales del siglo XIX). Por un lado, los dirigentes del PNV insisten en su discurso furioso contra el futuro Gobierno de Patxi López. Por otro, la banda terrorista ETA coloca a dicho Gobierno en el punto de mira de sus armas.

Iñigo Urkullu, presidente del PNV, dijo en la Plaza Nueva de Bilbao, donde su partido celebró la jornada, que ese Gobierno va a nacer de una trampa y un engaño. Se refiere a la exclusión electoral de los amigos de ETA decidida, según él, en un oscuro acuerdo Zapatero-Rajoy, para perjudicar al PNV. Siguiendo sus razonamientos, esa trampa hará posible que los socialistas vayan a gobernar en contra de la mayoría de los vascos. El engaño sería la formalización de un pacto PSE-PP no anunciado en la campaña (de «pacto a escondidas», lo calificó) y, por tanto, malversador de la voluntad de los votantes.

Por su parte, Juan José Ibarretxe, todavía lehendakari, volvió a desplegar ese extraño razonamiento según el cual será el PNV el que, aunque esté en la oposición, seguirá liderando el País Vasco, al margen de lo que hayan dicho las urnas en las elecciones del pasado 1 de marzo.

En los dos discursos aparecen los elementos conminatorios a los que me refiero. Una vez más el ataque de contrariedad sufrido por el reciente dictamen de las urnas les hace decir cosas que ponen en duda su fe en la democracia. Como eso de que, por desgracia, la bandera española va a ondear pronto en Ajuria Enea. ¿No son formas de advertir a Patxi López de que le van sobrevenir toda clase de desgracias por haber tenido la osadía de desplazar al PNV del Gobierno vasco?

Y luego está el componente conminatorio puro y duro, de relevancia penal, contenido en el comunicado de ETA, la forma más abominable de trabajar por la patria vasca en nombre de las ideas nacionalistas. La banda dice con toda claridad que su objetivo prioritario será el Gobierno de López. Frente a eso, sólo cabe invocar el pacto firmado hace unos días por PSE y PP, donde se dice con no menos claridad que el objetivo prioritario del nuevo Gobierno vasco es acabar con ETA.

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