MADRID, 15 (OTR/PRESS)
Escuchando a María Teresa Fernández de la Vega en el muy concurrido desayuno-coloquio organizado este miércoles por Europa Press -nueve ministros estaban allí, nada menos–, uno saca la impresión de que la vicepresidenta primera del Gobierno sabe mucho más de lo que cuenta -que es muy poco_ y vale más por lo que calla que por lo que dice. Ignoro, porque las fuentes en este punto están bastante secas, si es cierto que la sintonía de la «vice» con la fuente de todo poder, es decir, Zapatero, ya no es tan buena como antes: la historia nos enseña que el «número dos» nunca acaba una segunda legislatura en los mismos términos de proximidad con el «número uno» que al comienzo del mandato. Pero toda regla puede tener su excepción, desde luego.
En todo caso, sería absurdo -no había más que ver el atestado salón donde tenía lugar el foro- pensar que Fernández de la Vega ha perdido el poder, aunque puede que haya perdido algo de poder: está en el núcleo central de ese grupo generacional que, dentro del Gobierno, va a tomar las principales decisiones. Ella, Elena Salgado, Moratinos, Pérez Rubalcaba, Gabilondo, el jefe del Gabinete de Zapatero José Enrique Serrano, tienen edades cercanas y trayectorias en algunos casos muy similares. Y, se diga lo que se diga, el presidente, que es diez años más joven, ha depositado muchas de las principales responsabilidades que tienen que ver con la marcha del país en las personas que acabo de citar.
Por eso mismo, hay que aguzar mucho el oído para interpretar lo que Fernández de la Vega dice (o calla). Se trate de contactos con la derecha (que va a ser que no), de esos proyectos de ley que «el jefe» anunciaba el martes ante su grupo parlamentario (que no van a poder aprobarse sin el concurso de otras fuerzas políticas) o de inminentes y polémicos nombramientos (como el del director de los servicios secretos, un tema espinoso que suscita no pocas reticencias y recelos). La «vice primera» da pistas, pero no implanta certezas: me quedo con la idea, por ejemplo, de que, al hablar de la crisis económica, ahora el mensaje es más «tipo Obama» que antes, y que el optimismo antropológico de Zapatero no es del todo compartido por la segunda de a bordo.
Fernández de la Vega sigue, en fin, siendo un eje importante en el Ejecutivo, en el que tiene la baza de la (buena) imagen, incluyendo el perfil combativo y del respeto generalizado de sus compañeros/subordinados del Consejo de Ministros. No, no acabo de verla sustituida -pese a todo- por nadie. No, al menos, a corto plazo.
