José Cavero – Algunos se mueven.


MADRID, 16 (OTR/PRESS)

El Gobierno remodelado el pasado martes santo encajó las primeras críticas por la obsesión de hacerse fotografías de sus primeros encuentros: Elena Salgado con José Blanco, con Manuel Chaves, con Carme Chacón, con Celestino Corbacho. Nacía el Gobierno de los posados, que era el modo de indicar actividad y mayor ritmo que el que se había mantenido hasta entonces por el equipo renovado.

Luego, en efecto, empezó a hablarse de la necesidad de que el Gobierno adoptara un mayor ritmo, una mayor velocidad, que tratara de eliminar barreras burocráticas y acelerara sus decisiones. Y como efecto de este camino de nuevo curso, es bien cierto que el Gobierno ofrece una impresión novedosa de que «tiene más ganas», o «tiene más prisas» por hacerse notar, cuando menos en unas cuentas carteras ministeriales y competencias. Pocos son los que aún no se han estrenado con algún anuncio de sus futuras actividades.

Incluso en algunas iniciativas, el Gobierno tiene la tentación de aparecer casi en pleno, como sucedía con la comparecencia ante los medios informativos de la vicepresidenta primera: Fernández de la Vega se veía asistida y acompañada por unos cuantos colegas. Hasta nueve ministros, incluida Elena Salgado, que es «la estrella» del nuevo equipo. Una ocasión en la que la vicepresidenta desconcertó a más de uno al proclamar que «nadie sabe con certeza cómo y cuándo vamos a poner fin a la crisis económica».

El tercero de los vicepresidentes, Manuel Chaves, es quien menos definidas parece tener sus competencias territoriales, una vez que la financiación de los Gobiernos autonómicos es materia que guarda para sí la vicepresidenta económica.

Pero, junto con De la Vega, han dado que hablar en las últimas horas las gestiones del titular de Fomento, José Blanco, por su reunión con la presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, que no ha disimulado su satisfacción por el relevo de Magdalena Alvarez. Hoy se estima que las promesas efectuadas por Blanco a Aguirre podrían costar entre cinco mil y cinco mil quinientos millones al Gobierno, pero será el precio de que la «lideresa» cese en sus ataques continuos a la falta de colaboración del Gobierno central para resolver los problemas de los madrileños.

Como ha señalado algún medio informativo catalán, «Fomento se vuelca en la capital con cinco mil millones para cercanías», en lo que se interpreta como estrategia socialista para que la presidenta madrileña recupere fuelle ante Rajoy y Gallardón… En otro diario catalán se asegura que «Blanco dice sí a todo lo que le pide la presidenta de Madrid»…

También ha puesto de actualidad la asignatura «dependencia» la nueva titular de Sanidad, Trinidad Jiménez, con la decisión de que el reparto de fondos para estas atenciones premie en primer lugar a las personas evaluadas. O dicho de otro modo, se verán beneficiadas las comunidades más activas. Trinidad Jiménez se ha apresurado a reunirse con los dirigentes de las autonomías para desatascar esta norma, de la que también se espera que sirva para crear empleo.

En fin, Corbacho está dando que hablar por dos motivos: primero, por su estimación de que son más de 300.000 personas las que no tienen la menor prestación pese a estar desempleadas. Y en segundo lugar, por la apremiante necesidad que tiene de conseguir «algo», algún avance, en la mesa del diálogo social, que comparte con sindicatos y patronal. Sobre todo, después de la intervención del gobernador del Banco de España, Miguel Angel Fernández Ordóñez, y su severa advertencia de que si no se avanza en la reforma del mercado laboral peligra muy seriamente la caja de la seguridad social a muy corto plazo…

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