Fermín Bocos – El órdago de Montilla.


MADRID, 21 (OTR/PRESS)

El dinero no tiene importancia, pero, como dijo el clásico, cuando se trata de mucho dinero, entonces, la cosa cambia. ¡Vaya que si cambia! Que se lo pregunten al presidente Zapatero quien, según cuentan, está que trina desde que José Montilla, su antaño ministro de Industria y hoy «president» de la «Generalitat», le ha salido respondón y exige ya talón conformado y fecha para cerrar el dichoso asunto de la financiación de Cataluña.

Por boca de su heraldo Miquel Iceta, Montilla ha hecho saber que no esperan gran cosa de los primeros compases de baile con Elena Salgado, flamante «vicetodo» en Economía y Hacienda. De paso, también ha insinuado que si no se llega pronto a un acuerdo el PSC y sus veintitantos diputados podrían hacer rancho aparte en el Congreso, circunstancia cuya sola mención, ya digo, tiene de los nervios a un Zapatero cuya precariedad parlamentaria es su cruz en ésta legislatura.

Vaya por delante mi opinión de que la exhibición de músculo realizada por Iceta no es más que eso: un alarde. Pero tiene hechuras de aviso. Montilla está mal, políticamente mal. Sus socios en el Gobierno tripartito (Carod, Saura) están aún peor y, mientras tanto, CiU y Mas están que se salen en las encuestas.

En resumen: Montilla tiene un problema interno que necesita disimular o compensar con un éxito externo. Por eso sube el pistón y planta cara a Zapatero, aunque con quien se va a entrevistar es con Manuel Chaves. Montilla quiere tener la plata de la financiación antes de que el Tribunal Constitucional sentencie sobre el Estatuto. Tenerla ya, por si acaso la sentencia es a la baja y otorga baza a Convergencia que viene denunciando la situación. Por eso le echa un pulso a Zapatero recordándole que le tiene cogido por el escaño. Ya se sabe: no hay peor cuña que la de la misma manera.

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