MADRID, 23 (OTR/PRESS)
El pasado es prólogo. Zapatero, durante la campaña electoral, se empecinó en negar la crisis y esa mala práctica, que consiste en no querer ver lo evidente, se repite ahora en relación con las reflexiones del Gobernador del Banco de España acerca de las incertidumbres que se ciernen sobre el actual sistema de pensiones. Como un resorte han saltado contra Miguel Angel Fernández Ordóñez los ministros.
Fernández de la Vega, Salgado y, singularmente, Corbacho. También Cándido Méndez, el líder de la UGT que en los últimos tiempos tiene un discurso más de ministro que de sindicalista. Todos se han vuelto interesadamente ciegos. No quieren ver que lo que dice el Gobernador, por obvio, ni siquiera debería ser noticia. Y, ¿qué es lo que dice Mafo? Pues que si la crisis se prolonga y con ella la destrucción de empleo -que comporta la mengua de las cotizaciones a la Seguridad Social- algo habrá que hacer para apuntalar el sistema de pensiones. La pura verdad. No hace falta ser economista o demógrafo para llegar a la misma conclusión.
Lo ve cualquiera…. cualquiera que no forme parte del Gobierno Zapatero. ¿Por qué? Pues por lo de siempre: porque los políticos sólo ven lo que quieren ver. Y, a seis semanas de las elecciones europeas, lo último que le conviene al Gobierno es abrir un debate sobre la conveniencia de modificar o reforzar el llamado Pacto de Toledo. ¿Prolongar la edad de jubilación? ¿Modificar el actual criterio para fijar la cuantía de las pensiones? ¿Alentar la creación de fondos privados de pensiones? En cualquier otro país, y con otros políticos, habría debate y entre todos trataríamos de encontrar la mejor solución al problema. Aquí, no. Aquí la prioridad de nuestros dirigentes es otra: cómo sobrevivir ellos. Por eso a quienes están en el Gobierno les irrita tanto que Mafo se haya convertido en Perogrullo y mantenga que a la mano cerrada convenga llamarla puño.
