MADRID, 25 (OTR/PRESS)
Superar el umbral de cuatro millones de parados es una barrera que hace difícilmente transitable la acción de Gobierno. Frente a esa realidad, que se corresponde con la destrucción de tejido industrial y de servicios, el Gobierno tiene la obligación de dar una doble respuesta: de una parte, medidas para relanzar el crédito y la economía, de forma que las empresas recuperen la producción y los ciudadanos capacidad de consumo. Esta misma línea de actuación, en un mercado abierto y globalizado, depende en gran medida de que a su vez la economía de los grandes países funcione. Mientras Estados Unidos, Alemania y Japón no consigan, asimismo, poner en condiciones sus economías, la respuesta española independiente sólo puede tener efectos paliativos pero no de recuperación.
La otra gran labor del Gobierno, más tratándose de un Gobierno progresista, es la de evitar que el paro genere una pendiente irreparable de muchos trabajadores hacia la exclusión social de la que difícilmente se sale. Las personas que terminen de percibir su desempleo no pueden quedar abandonadas a su suerte. Es necesario generalizar un salario de subsistencia que complemente las líneas de empleo municipal. Para eso existe la posibilidad de manejar el déficit. También puede ser el momento de desarrollo de la ley de dependencia, formando trabajadores sociales que puedan ayudar a las personas que no se pueden servir por sí mismas.
En todo caso, frente a las demandas de bajada de impuestos y de reducción del gasto público, la respuesta tiene que ser sencillamente la contraria; además como una forma de distribución de las rentas y beneficios que en los últimos años de crecimiento económico han permitido acumular colchones para la capa de la población que se va a ver menos afectadas por las secuelas de esta crisis. Frente al discurso del PP, de carácter conservador y continuista de las políticas que han conducido a la actual situación, el PSOE tiene que dar un paso a la izquierda, recuperar el papel del estado y demostrar a los trabajadores que cuando la crisis se supere las cosas no volverán a ser iguales.
CARLOS CARNICERO
