Consuelo Sánchez-Vicente – Limpiar dentro de casa


MADRID, 3 (OTR/PRESS)

En puertas del cambio de gobierno en Euskadi, y en alusión al líder del PP vasco Antonio Basagoiti, el máximo dirigente del PNV en Bilbao, Andoni Ortúzar, ha denunciado la «especie de juego sucio» que, en su opinión, practican quienes mezclan las críticas del PNV al futuro gobierno del socialista Patxi López con las amenazas de ETA, con el fin de «anular y mutilar –según dice– la capacidad crítica del PNV en la oposición». Yo creo que en el fondo del asunto tiene muchísima razón, que es juego sucio mezclar las reivindicaciones ideológicas de cualquier fuerza democrática por lejos que estén de nuestra visión del mundo con la estrategia matonista de una banda terrorista como ETA.

Pero parece que el peneuvista se ha confundido de buzón al depositar la queja, y que su destinatario no es el PP vasco ni Basagoiti sino la cúpula de su propia formación política, Urkullu, Egibar, o el propio Lehendakari en funciones, Ibarretxe. Ellos: estos tres altísimos dirigentes peneuvistas, son los que llevan tachando de ilegitimo el pacto entre el PSE y el PP en Euskadi para dar paso a un gobierno socialista de cambio, en coincidencia con ETA, porque tacharlo de ilegítimo es lo viene haciendo ETA desde le pasado Aberri Eguna.

Es verdad que ETA y el PNV no son lo mismo, esto hay que repetirlo lo que haga falta. Pero la coincidencia en la denuncia de ilegitimidad entre el PNV y la banda, pese a ser solo circunstancial, contamina el mensaje político de los peneuvistas. Cuestión ésta de la «contaminación» tan radicalmente perversa y repugnante que, como también se ha dicho muchas veces en relación por ejemplo a las demandas «soberanistas», debería bastar para que el PNV hiciera el gesto de modificar su estrategia retirando el adjetivo «ilegitimo» de su mensaje contra López… para no «contaminarse», que es lo que hicieron sus antecesores en el cargo, por cierto, en lo tiempos de Ardanza, antes de que Ibarretxe se rayara en el raca-raca de su plan: mientras persista la violencia terrorista.

Mientras exista ETA y el PNV coincida en fines y adjetivos con ella, ¿cómo extrañarse de que los «amenazados» digan lo que dicen? Deseo que ningún dirigente del PNV «se tenga que arrepentir» de su discurso «deslegitimador» de Patxi López, del nuevo Gobierno y de la nueva mayoría parlamentaria», que «otros» podrían utilizar «para matar»; esto es todo lo que ha dicho Basagoiti, su gran pecado. ¿Acaso miente? Los peneuvistas sensatos, yo creo que harían muy bien en defender la historia y el buen nombre de su partido, pero empezando por su propia casa. Sí que hay juego sucio. Pero son otros los jugadores…

CONSUELO SANCHEZ-VICENTE

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