Lorenzo Bernaldo de Quirós – Contumaces en el error.


MADRID, 7 (OTR/PRESS)

El Consejo de Ministros extraordinario del pasado miércoles había creado unas expectativas que de nuevo se han visto defraudadas. Los optimistas esperaban un giro en la política económica del gobierno; los pesimistas, un nuevo juego propagandístico de grandes palabras y nada de «chicha». Por desgracia, éstos últimos han tenido razón. El gabinete socialista, lejos de modificar una estrategia que no sirve para sacar al país de la crisis, se ha reafirmado en lo de siempre: gastar más en proyectos que generan un empleo ficticio y de corto plazo y renunciar a acometer las reformas estructurales, sobre todo la del mercado de trabajo, sin las cuales la recesión se agudizará, se prolongará en el tiempo y producirá una legión de parados. Se perdieron cuatro años en preparar a la economía española para una crisis que era inevitable con o sin el cataclismo económico y financiero internacional y todo indica que se perderán otros cuatro. El período de gobierno del Sr. Rodríguez Zapatero pasará a la historia como la «década perdida».

Ante este panorama, las familias y las empresas españolas han de prepararse para lo peor. Están solas ante la recesión y no pueden esperar ayuda alguna del Gabinete que alivie su situación y cree esperanzas de que la tormenta pasará. Se abre para todos un escenario estremecedor y no hay esperanzas de que cambie en el corto plazo. Incluso si se creyese en la capacidad del gasto público para estimular la economía, extremo demostrado falso por la experiencia, el Gobierno no tiene capacidad de estirar más la cuerda a causa del brutal aumento del gasto público. Nadie va a financiar a un país con una recesión de caballo y con una deuda monumental por una sencilla razón: carece de capacidad de pago.

¿Por qué el Gobierno se empeña en mantener una política económica equivocada e incapacidad de sacar al España de la crisis? En 1983, Miguel Boyer hizo lo correcto y creó las condiciones para la recuperación de la economía en la segunda mitad de los ochenta. Solchaga cometió errores, el descontrol del gasto público, pero nunca se embarcó en una política fiscal expansiva activa y desaforada. La razón sólo puede explicarse por una ignorancia supina o por la falsa percepción de que es posible imponer la ideología a las realidades económicas. Pero da igual sea una u otra la causa, lo cierto es que Zetapé aplica una medicina que sólo sirve para alargar y agravar la enfermedad.

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