MADRID, 8 (OTR/PRESS)
Es seguro que en las próximas horas se dé a conocer la composición del Gobierno con el que se estrene el nuevo lehendakari López, tras asumir ayer mismo sus nuevas competencias, y ser ya el inquilino del palacete de Ajuria Enea. Ya en los últimos días se habían filtrado algunos nombres de los que serán los pesos pesados del Ejecutivo socialista, varios de ellos independientes, o «pesos pesados» del PSE.
Por ejemplo, se asegura que el secretario de organización y portavoz del partido, Rodolfo Ares, se hará cargo de la consejería de Interior, que ha venido ejerciendo Javier Balza, y que en los nuevos tiempos impulsará una intensa colaboración con las fuerzas de seguridad del Estado. También se menciona a la dirigente guipuzcoana, Gemma Zabaleta, considerada próxima a las tesis nacionalistas, para dirigir la cartera de Políticas Sociales y se insiste en que en el Gobierno también estará el presidente del PSE Jesús Egiguren, muy a menudo considerado el más decidido impulsor de las negociaciones y contactos con la banda ETA o sus próximos de Batasuna….
Pero, antes de conocer este equipo de gobierno y de concentrar sobre él las atenciones prioritarias, los comentarios han girado en torno a la frialdad e incluso hostilidad que ha expresado el PNV en el relevo del lehendakari: La ausencia del presidente del PNV, Urkullu, o las declaraciones de Anasagasti han sido sobradamente expresivas. El ex diputado y hoy senador Anasagasti ha proclamado textualmente: «Sentimos asco por la democracia española. Me ratifico en mi asco a una democracia como la española». Frente a esa ausencia del nacionalismo, se ha puesto de relieve que, por primera vez, asistieran al acto víctimas del terrorismo. Pero nadie duda de que la herida abierta del PNV anticipa una difícil legislatura para López, en esta nueva etapa política en el Gobierno vasco.
En buena medida pudiera depender de las atenciones que le otorgue el PP en el Congreso de los Diputados, donde en los últimos dos meses ha encontrado su «paño de lágrimas» y apoyo y aplauso permanente. No es improbable que Basagoiti haga alguna llamada a la reflexión a sus correligionarios «de Madrid» para mantener una mínima coherencia en Vitoria y en Madrid.
También han provocado comentarios algunas de las novedades que el lehendakari introdujo en su toma de posesión, al prometer ejercer desde el respeto a la ley. Patxi López quiso marcar estilo propio al omitir a Dios, e invocar al mismo tiempo el respeto a la ley, y cambiar «pueblo» por los «ciudadanos vascos». No quiso verse «postrado ante Dios, sino respetuoso con la ley»…
Y luego, se esperan algunas «primeras decisiones» que se supone que pretenden marcar el nuevo tiempo: por ejemplo, y junto con la ya mencionada colaboración de la ertzaintza con las fuerzas de Seguridad del Estado en la lucha contra ETA, se espera que Patxi López suprimirá la imposición del euskera en los colegios vascos. En esta materia, el criterio familiar contará para concretar el modelo lingüístico de sus hijos.