José Cavero – Zapatero y su nuevo plan.


MADRID, 12 (OTR/PRESS)

El discurso con el que el jefe del Gobierno, Rodríguez Zapatero, inició el debate sobre el estado de la Nación es probable que sorprendiera a quienes pensaban que, «con la que está cayendo», el jefe del gobierno iba a repetir materias ya conocidas y a recordar medidas adoptadas, sin mayor capacidad para reaccionar a los estímulo de la sociedad y de la oposición. Por el contrario, Zapatero hizo uso de su propia imaginación y empleó la que le proporcionaron sus ministros, parece que todos ellos reclamados a aportar datos al debate. Y, así, era apreciable la aportación de los ministros Sebastián, a la hora de determinar las medidas para estimular la venta de automóviles. Y las medidas sugeridas por la ministra Corredor para reducir el stock de vivienda no vendida. También era apreciables las aportaciones del titular de Educación, Gabilondo, a la hora de determinar los nuevos medios con los que contarán los estudiantes -ordenadores individuales y portátiles, a partir de cierto curso-. Y el alcance del acuerdo alcanzado por el ministro de Justicia Caamaño con los jueces para remozar la administración de la Justicia en los años que vienen por un coste de 600 millones de euros. Y las propuestas de la ministra Jiménez a la hora de hacer números sobre los empleos que puede significar la puesta en marcha de la ley de Dependencia, sólo vigente «a medias» O las propuestas de la ministra Garmendia para transformar en empresas sostenibles y «viveros de empleos» las iniciativas de I+D+i…. Y así sucesivamente.

Da la impresión, en efecto, de que el presidente del gobierno aprovechó mucho más de lo que pudieron suponer los portavoces del PP -Montoro, por ejemplo, que criticó la nueva demostración del gobierno a hacerse fotografías- la reunión del gobierno en la que se prepararon «los mimbres» para el debate de ahora. Aquella reunió, deliberante, no dio nada de sí, en aquella ocasión, pero sí lo ha dado ahora, con esas aportaciones que ha efectuado cada miembros del Gobierno y que el jefe del Ejecutivo ha reunido, seleccionado, y se ha ocupado de «vender» a la opinión pública.

A todas ellas, naturalmente, Zapatero ha añadido unas cuantas argumentaciones y su filosofía bien conocida: la crisis tiene que ser ocasión para las oportunidades de renovar algunos sectores de actividad y sustituirlos por otros nuevos, siempre productores de puestos de empleo, que para eso estamos en lo más profundo y grave de la crisis, aunque ya se puedan apreciar algunos brotes verdes: con cuatro millones y pico de parados. Zapatero no ha querido olvidarse de esa cifra como prioridad absoluta, ni de los derechos de la población laboral, a la que se niega a dejar que se convierta en principal víctima de las reformas que algunos le plantean. Pero, al margen del respeto a esos derechos sociales, ha aprovechado también la oportunidad para recuperar algunas de las propuestas que más insistentemente ha recibido, por ejemplo, de los convergentes catalanes, como es la rebaja del impuesto de sociedades para pymes y autónomos. O una cierta rectificación y reconocimiento de error de algunas medidas adoptadas anteriormente y que no han conseguido el efecto deseado… Es decir, en el discurso de Zapatero se han dado, por lo menos, algunos de los factores que le han venido reclamando algunos opositores. La rectificación de políticas que le pide el PP para dar su apoyo, la reclamación de CiU en favor de pymes y autónomos, la satisfacción de los catalanes que ven mucho más próximo el acuerdo de financiación autonómica, ya casi con fecha de reunión de la Comisión de Política Fiscal y Financiera, o la insistencia de IU, ERC y BNG… por mantener los derechos sociales vigentes.

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