MADRID, 15 (OTR/PRESS)
Se acabó el debate del Estado de la nación y la vida sigue. Los cuatro millones de parados no han cambiado de situación y una vez apagadas las luces y los focos en la carrera de San Jerónimo la vida política vuelve a su rutina y nosotros, a la crisis nuestra de cada día. Zapatero llegó vio y ,contra todo pronóstico, venció aunque no convenció. Tras la euforia y el descoloque inicial de su batería de medidas -algunas de ellas copiadas del PP- si analizamos bien la letra pequeña nos encontramos con un conjunto de parches muy bien envueltos, eso sí, pero que no servirán para afrontar la difícil situación económica del país.
Además la mayoría de las propuestas tienen trampa. Por ejemplo la rebaja fiscal a las PYMES es solo por tres años y si tienen beneficios lo cual es misión imposible con la que está cayendo. Y ¿que pasa con la ayuda a la compra de coches ¿pues que obliga a los fabricantes a desembolsar 1000 euros por cada vehículo cuando nadie ha negociado este tema con la industria del automóvil por lo que en algunas autonomías ya han dicho «NO». En cuanto a la supresión, dentro de dos años, de la deducción fiscal por la compra de vivienda a quienes ganen mas de 24.000 euros, es muy dudoso que revitalice el sector. Consejos de la chistera que Rajoy -que resultó perdedor según la encuesta del CIS- fue, incapaz de desenmascarar, dejándose arrastrar exactamente hacia donde Zapatero quería, la queja y el lamento sin explicitar sus soluciones que de hecho las tiene.
Al final ha resultado que el muerto sigue vivito y coleando, aunque, eso sí, más solo que nunca, sin amigos y tan solo con el aplauso de los suyos que le jalearon incluso antes de que pronunciara sus primeras palabras. La clack funcionó de maravilla pero eso no significa que la opereta no lo sea tal y encima de dudosa calidad. Pasada la resaca del gran debate, el tema es la píldora del día después y el aborto una ley que, aunque anunciada, se ha hecho coincidir con la cita electoral de las europeas mirando hacia la izquierda de la sociedad, pero… eso es harina de otro costal.
